El Circo de la Armonía
Había una vez un circo muy especial llamado "El Circo de la Alegría", donde todos los artistas eran humanos y no había animales enjaulados.
En este circo, los payasos reían a carcajadas, los acróbatas volaban por los aires y los malabaristas realizaban increíbles trucos con pelotas y aros. Un día, el dueño del circo, Don Tomás, se dio cuenta de que todos los animales habían escapado. Los leones, las jirafas, los elefantes... Todos se habían ido.
Don Tomás estaba triste porque amaba a sus animales y sabía que ellos no querían estar enjaulados. "¿Qué haremos ahora?", preguntó uno de los payasos preocupado. Don Tomás suspiró y dijo: "Creo que es hora de reinventarnos.
Vamos a demostrar que la verdadera magia está en el corazón de las personas". Los artistas del circo se pusieron manos a la obra.
Decidieron crear nuevos actos llenos de color y emoción para entretener al público sin necesidad de tener animales. Los payasos prepararon bromas aún más divertidas, los acróbatas ensayaron saltos impresionantes y los malabaristas perfeccionaron sus números.
La noticia sobre el nuevo enfoque del circo se extendió rápidamente por toda la ciudad y pronto llegó mucha gente curiosa por ver cómo sería un espectáculo sin animales. El día del gran estreno llegó y el circo estaba lleno de espectadores emocionados. El telón se abrió y comenzó el show.
Los payasos hicieron reír a grandes y chicos con sus ocurrencias, los acróbatas dejaron a todos boquiabiertos con sus piruetas en el aire y los malabaristas sorprendieron con su destreza. Al final del espectáculo, todos aplaudieron emocionados.
El Circo de la Alegría había demostrado que se podía ser feliz sin necesidad de tener animales en cautiverio. Don Tomás sonreía orgulloso al ver la felicidad reflejada en las caras del público.
Desde ese día, el circo siguió recorriendo ciudades llevando su mensaje de amor hacia los animales y demostrando que la verdadera magia reside en respetar a todas las criaturas vivientes.
Y así, "El Circo de la Alegría" se convirtió en un ejemplo inspirador para todos aquellos que buscaban diversión sin dañar a nadie más allá del corazón mismo.
FIN.