El circo de las maravillas corporales



En el jardín de infantes "Rayito de Sol" los chicos estaban muy entusiasmados con aprender sobre el cuerpo humano. La seño Laura les había contado que cada parte del cuerpo tenía una función especial, y ellos querían descubrir más.

Un día, durante la hora del recreo, los chicos decidieron ir al circo para ver cómo los acróbatas y malabaristas usaban su cuerpo de formas increíbles.

Todos estaban emocionados por la idea, así que rápidamente armaron un plan para pedirle permiso a la seño Laura. "¡Seño Laura, seño Laura! ¿Podemos ir al circo para aprender más sobre nuestro cuerpo?" -preguntaron todos al unísono. La seño Laura sonrió ante la propuesta tan original y educativa de sus pequeños alumnos.

Después de pensarlo un momento, finalmente dijo:"¡Claro que sí! Pero vamos a pedir permiso a sus papás primero. "Los chicos saltaron de alegría y corrieron hacia sus casas para contarles a sus padres sobre su idea.

Todos estuvieron de acuerdo en que sería una experiencia divertida y educativa, así que al día siguiente partieron rumbo al circo. Al llegar, los chicos quedaron maravillados con los artistas circenses.

Vieron cómo los acróbatas realizaban piruetas en el aire con tanta gracia y destreza, mientras que los malabaristas lanzaban pelotas y aros con precisión asombrosa. "¡Qué genial es ver cómo usan su cuerpo para hacer cosas increíbles!" -exclamó Tomi emocionado.

Después del espectáculo, tuvieron la oportunidad de conocer a algunos artistas circenses. Les hicieron preguntas sobre cómo entrenaban su cuerpo para realizar esas acrobacias tan impresionantes. Los artistas les explicaron la importancia de cuidar su cuerpo mediante una alimentación saludable y ejercicio regular.

"Para poder hacer lo que hacemos nosotros, tienen que tener fuerza en brazos y piernas", les dijo Martina, una acróbata experta. Los chicos asintieron con entusiasmo mientras absorbían cada palabra de los artistas circenses.

Estaban aprendiendo tanto sobre el cuerpo humano en ese lugar tan inesperado como mágico. Al regresar al jardín, los chicos compartieron todo lo aprendido con la seño Laura. Estaban felices por haber tenido esa experiencia única e inspiradora en el circo.

Desde ese día en adelante, los chicos del jardín recordarían aquella visita al circo como un momento especial donde descubrieron las maravillas y capacidades del cuerpo humano. Y quién sabe si alguno de ellos seguiría esos pasos tan valientes como artista circense en el futuro.

FIN.

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