El circo de los sueños
Emily era una niña muy curiosa y soñadora que vivía en el pequeño pueblo de Zaraza.
Desde hacía semanas, sus vecinitas no dejaban de hablar del increíble circo de los hermanos Ayala y, en especial, del show estelar de Salchichón, el perro más talentoso del mundo. Emily tenía muchas ganas de ir al circo y ver a Salchichón hacer piruetas y trucos sorprendentes. Sin embargo, sabía que su familia no tenía suficiente dinero para comprar las entradas.
Esto la entristeció mucho, pero decidió no rendirse tan fácilmente. Un día, Emily se sentó a pensar en cómo podría conseguir dinero para poder ir al circo.
Recordó que su mamá siempre le daba monedas cuando hacía algún favor o ayudaba en casa. Entonces decidió ponerse manos a la obra. Comenzó por preguntarle a su mamá si había algo que pudiera hacer para ayudarla con las tareas diarias.
Su mamá le sonrió amorosamente y le dijo: "Claro que sí, mi amor. Podrías ayudarme a regar las plantas todos los días". Emily aceptó emocionada y se comprometió a cumplir con esa tarea todas las mañanas. Además, Emily tuvo otra idea brillante.
Se acercó a su papá mientras él reparaba un mueble roto y le propuso vender limonada casera en la puerta de su casa para ahorrar dinero para el circo.
Su papá quedó encantado con la iniciativa de Emily y juntos prepararon una rica limonada con limones frescos del huerto. Al día siguiente, Emily y su papá montaron un pequeño puesto en la puerta de su casa con un cartel que decía: "Limonada deliciosa para el circo de Salchichón".
Los vecinos se acercaron curiosos a probar la limonada y, al escuchar la historia de Emily, muchos decidieron comprar varias vasos para ayudarla a cumplir su sueño.
Poco a poco, las monedas fueron sumando y Emily estaba cada vez más cerca de conseguir el dinero suficiente para ir al circo. Sin embargo, aún le faltaba un poco más. Fue entonces cuando su abuelita le dio una idea maravillosa.
—"Emily" , dijo su abuelita con una sonrisa pícara, "¿qué tal si organizamos una obra de teatro en el jardín trasero? Podrías ser la protagonista y cobrar una entrada simbólica". A Emily le pareció una idea fantástica y así lo hicieron.
La tarde del día siguiente, todos los vecinos se reunieron en el jardín trasero de Emily para disfrutar de una divertida obra de teatro. La pequeña niña interpretó a una valiente princesa que tenía que rescatar a Salchichón del malvado mago. El público rió y aplaudió emocionado durante toda la función.
Al finalizar la obra, todos los asistentes dejaron unas monedas como entrada y felicitaron a Emily por su increíble talento.
Con ese último empujón económico, Emily logró alcanzar el dinero necesario para ir al circo de los hermanos Ayala junto a su familia. El día del tan esperado espectáculo llegó finalmente. Cuando Salchichón hizo su aparición en el escenario, Emily no podía contener la emoción.
Se rió, aplaudió y se maravilló con cada truco que el perro realizaba. Aquel momento se convirtió en uno de los más felices de su corta vida. Emily aprendió una valiosa lección: que con esfuerzo, creatividad y perseverancia, cualquier sueño puede hacerse realidad.
Desde aquel día en adelante, siempre recordaría la importancia de luchar por lo que deseaba y nunca rendirse ante las dificultades. Y así fue como Emily vivió una aventura inolvidable gracias a su determinación y al apoyo de su familia y vecinos.
FIN.