El Circo de los Sueños
En un pequeño pueblo llamado Colorrisa, todos los niños de la zona estaban muy emocionados. El circo había llegado, y todos hablaban de un payaso muy especial que se presentaría esa noche. Sin embargo, también había rumores sobre un payaso, el 'Payaso de los Terrores', que hacía que los niños se sintieran mal, como si sus corazones estuvieran llenos de sombras.
Eran las 5 de la tarde y todos los niños estaban en la plaza, contándose historias sobre el circo.
"Dicen que el payaso especial hace reír hasta a los más tristes" - dijo Sofi, una niña llena de curiosidad.
"Pero también hay un payaso que asusta a los niños que son malos" - añadió Lucas, un niño travieso.
Los chicos decidieron investigar. Así que al caer la noche, se acercaron al circo. Las luces brillaban y las risas resonaban, pero también podían escuchar llantos de algunos niños.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Sofi, frunciendo el ceño.
"Debemos averiguarlo" - dijo Lucas, mientras caminaban hacia la entrada del circo.
Al entrar, se encontraron con un espectáculo maravilloso. Payasos, magos y acróbatas cada uno haciendo maravillas. Pero, en un rincón oscuro, vieron al temido Payaso de los Terrores, que tenía un aspecto triste.
"¿Por qué estás aquí solo?" - preguntó Sofi, acercándose con valentía.
El payaso, con su nariz roja y su cabello desordenado, suspiró. "Este circo se alimenta de las emociones de los niños. Los que ríen traen alegría, pero los niños que hacen travesuras y asustan a otros, crean sombras. Yo soy el reflejo de esas sombras".
Lucas miró a Sofi y luego al payaso. "Pero, ¿cómo podemos ayudarte?" - preguntó con un tono sincero.
El payaso sonrió levemente. "Si logran mostrarle a esos niños traviesos que hacer el bien es mucho mejor que hacer el mal, quizás podría encontrar la alegría nuevamente".
Sofi y Lucas se miraron y tuvieron una idea. Decidieron organizar un espectáculo especial para todos los niños del pueblo, invitando también a aquellos que solían hacer travesuras.
"¡Ven! Será una función de alegría, donde todos podrán participar!" - exclamó Sofi, alentando a los demás niños.
Los niños comenzaron a ensayar. Muchos reían y se divertían, pero los que solían hacer travesuras se mostraban escépticos.
"¿Por qué deberíamos ayudar?" - preguntó un niño llamado Fede, con el ceño fruncido.
"Porque la alegría es contagiosa. Cuando vemos a alguien reír, queremos reír también" - respondió Lucas, con una gran sonrisa.
Día a día, poco a poco, los niños traviesos comenzaron a unirse, y con cada ensayo comenzaban a cambiar. Aprendieron a compartir risas y ser parte de algo maravilloso.
Finalmente, llegó la noche del gran espectáculo. El circo se llenó de vida. El Payaso de los Terrores observaba desde atrás con los ojos llenos de esperanza.
Sofi, Lucas y sus amigos presentaron su actuación de alegría, risas y magia. Todos los niños, incluso los que solían hacer travesuras, comenzaron a reír y aplaudir. Las sombras que habían estado dominando el circo comenzaron a desvanecerse poco a poco.
Al final del espectáculo, todos se reunieron y cantaron juntos, incluso Fede se unió a la diversión. Al ver esto, el Payaso de los Terrores se acercó, su rostro ahora iluminado por una gran sonrisa. "¡Lo han logrado! Han llenado este lugar con luz y alegría. Gracias, pequeños amigos".
Desde aquel día, el circo se convirtió en un lugar de sueños, y el Payaso de los Terrores dejó de ser solo un reflejo de las sombras. Se transformó en el Payaso de los Sueños, que hacía reír a todos los niños y enseñaba que la alegría siempre supera a la tristeza.
Y así, en la pequeña localidad de Colorrisa, todos aprendieron que ser buenos y hacer el bien no solo ilumina nuestro corazón, sino que también trae alegría a los demás. Nunca más hubo sombras en el circo, solo risas y sueños compartidos en cada función. Y todos los niños, sin excepción, vivieron felices por siempre, creando un mundo donde el amor y la bondad prevalecían.
FIN.