El circo mágico de Tristón



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde todos los niños esperaban con ansias la llegada del circo.

El circo terror payaso embrujado de lego era famoso en todo el país por sus increíbles acrobacias y divertidos espectáculos. Un día, el circo finalmente llegó al pueblo y todos los habitantes se emocionaron muchísimo. Los niños corrían de un lado a otro, buscando el mejor lugar para ver las maravillas que les esperaban.

El dueño del circo, Don Cirilo, era un hombre amable y simpático que siempre tenía una sonrisa en su rostro. Pero había algo extraño en uno de los payasos del circo, llamado Tristón.

Su rostro pintado de blanco y sus ojos tristes parecían esconder algún tipo de secreto. Los niños se reunieron bajo la gran carpa para presenciar el primer acto del circo. Los malabaristas lanzaban pelotas al aire mientras los trapecistas volaban por encima de ellos.

Todo estaba saliendo perfectamente hasta que Tristón apareció en escena. - ¡Bienvenidos a mi mundo! -exclamó Tristón con voz temblorosa-. Permítanme mostrarles mi magia especial. Tristón comenzó a realizar trucos increíbles con cartas y pañuelos, dejando a todos boquiabiertos.

Pero pronto descubrieron que no era solo magia lo que estaba sucediendo. Cada vez que Tristón realizaba un truco, objetos misteriosos comenzaban a desaparecer sin dejar rastro alguno. Los niños estaban asombrados pero también preocupados.

Algunos de ellos comenzaron a sospechar que Tristón estaba usando algún tipo de poder mágico para robar cosas del pueblo. Decidieron investigar y se reunieron en secreto en la casa del alcalde, Don Ernesto.

Allí, planearon una estrategia para descubrir qué estaba sucediendo realmente con Tristón. - Creo que debemos seguirlo y ver qué hace después de los espectáculos -dijo Juancito, el niño más valiente del grupo.

Así fue como esa noche, Juancito y sus amigos siguieron sigilosamente a Tristón hasta un viejo cementerio abandonado. Allí descubrieron algo increíble: Tristón no era un payaso malvado, sino un espíritu atrapado en el cuerpo de un payaso. Los niños se acercaron a él con cautela y le preguntaron cómo podían ayudarlo.

Tristón les contó su historia: había sido un mago muy famoso pero había cometido muchos errores en su vida. Un día, mientras realizaba uno de sus trucos más peligrosos, algo salió mal y quedó atrapado en el cuerpo de un payaso embrujado.

Los niños sintieron compasión por él y decidieron ayudarlo a encontrar una solución. Juntos buscaron libros antiguos sobre magia y hechizos hasta que encontraron uno que parecía poder liberar a Tristón del embrujo.

Siguiendo las instrucciones cuidadosamente, los niños realizaron el conjuro justo antes del próximo espectáculo del circo terror payaso embrujado de lego. Para sorpresa de todos, frente a sus ojos, Tristón se transformó en un mago de nuevo.

El público aplaudió emocionado y Tristón agradeció a los niños por haberlo liberado. Prometió usar sus poderes para hacer el bien y nunca más causar problemas. Desde ese día, el circo terror payaso embrujado de lego se convirtió en el circo mágico del pueblo.

Los niños disfrutaban de increíbles espectáculos y aprendieron que no debían juzgar a las personas por su apariencia, ya que todos tienen una historia detrás.

La lección que quedó grabada en el corazón de cada niño fue que la amistad y la compasión pueden superar cualquier obstáculo. Y así, Villa Alegre vivió felizmente gracias al circo mágico y los valientes niños que ayudaron a Tristón.

FIN.

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