El circo mágico del jardín de infantes
Había una vez, en un pequeño jardín de infantes en Argentina, un grupo de nenes y nenas que estaban muy aburridos.
El sol brillaba afuera, pero no tenían ganas de jugar en el patio ni de hacer las actividades habituales. La señorita María, la maestra del jardín, se dio cuenta del desánimo que había invadido a sus pequeños alumnos. Decidió tomar cartas en el asunto y buscar una solución para animarlos.
Un día, durante la hora del recreo, la señorita María reunió a todos los niños alrededor suyo. Les dijo: "Nenes y nenas, veo que están aburridos últimamente. Pero tengo una idea maravillosa para cambiar eso".
Los ojitos curiosos de los niños se iluminaron ante la promesa de algo emocionante. Uno de ellos preguntó: "-¿Qué vamos a hacer?"La señorita María sonrió y contestó: "-Vamos a organizar nuestro propio circo". Los nenes y nenas se miraron entre sí con sorpresa e intriga.
Nunca antes habían hecho algo así. Pero les pareció emocionante y aceptaron el desafío. Durante semanas, trabajaron arduamente para preparar su gran espectáculo circense. Aprendieron malabares con pelotas coloridas, acrobacias simples y hasta algunos trucos de magia.
El día del gran show finalmente llegó. Los padres fueron invitados a presenciar las increíbles habilidades que sus hijos habían desarrollado. Cuando el telón se levantó, los niños demostraron todo lo que habían aprendido con entusiasmo y alegría.
Los malabares volaban por el aire, las acrobacias sorprendían a todos y los trucos de magia dejaban boquiabiertos a grandes y chicos. Al final del espectáculo, los padres aplaudieron emocionados.
Pero lo más importante fue que los nenes de la sala del jardín se sintieron orgullosos de sí mismos. Habían descubierto que podían hacer cosas increíbles cuando se lo proponían. A partir de ese día, el aburrimiento desapareció por completo en la sala del jardín.
Los niños comprendieron que siempre había algo nuevo para aprender y descubrir, y se animaron a explorar nuevas actividades. La señorita María sonreía al ver cómo sus pequeños alumnos habían encontrado su propia pasión gracias al circo.
Y así, cada día se convertía en una aventura llena de diversión y aprendizaje en aquel pequeño jardín de infantes. Fin.
FIN.