El Círculo Mágico de Amistad
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Valentina. Valentina tenía un perro llamado Bruno, que la seguía a todas partes. Un día, mientras paseaban por el parque, Valentina encontró un pez de color brillante atrapado en un charco.
"¡Mira, Bruno!" - exclamó Valentina, señalando al pez.
"¿Qué hacemos, Valen?" - ladró Bruno, moviendo su cola con emoción.
"Debemos ayudarlo a volver al agua!" - decidió Valentina.
Ambos se acercaron cuidadosamente al charco y, con mucho cuidado, Valentina tomó al pez y lo puso en un balde que había traído.
"Gracias, Valentina!" - dijo el pez, para sorpresa de ambos.
"¡Habló!" - gritó Bruno.
"Sí, porque ustedes me ayudaron" - explicó el pez. "Soy parte de un ciclo mágico que une los corazones de todos los seres. Si logran ayudarme a regresar a mi hogar, yo les concederé un deseo."
Valentina y Bruno se miraron emocionados. "¡Vamos!" - dijo Valentina, llevando el balde hacia el río cercano, donde quería liberar al pez. Pero al llegar al río, un misterioso círculo de luz brillaba sobre el agua.
"¡Mirá eso!" - apuntó Bruno.
"Es hermoso" - dijo Valentina, fascinada. "¿Deberíamos acercarnos?"
"Tal vez el pez nos lleve allí" - sugirió Bruno. Tan pronto como Valentina soltó al pez en el agua, él comenzó a dar saltos de alegría.
"¡Gracias!" - gritó el pez. "Ahora, siganme!"
Valentina y Bruno siguieron al pez nadando a través de un arco iris de luces. De repente, el lugar se transformó en un mundo colorido donde los árboles danzaban y las flores cantaban.
"Es mágico aquí!" - exclamó Valentina.
"¡Sí!" - ladró Bruno, mientras brincaba sobre un charco de burbujas.
El pez se deslizó hacia el centro del círculo de luz y giró en el agua. "Aquí me despido, pero antes de irme, ¿cuál es su deseo?"
Valentina, pensativa, miró al perro. "Quiero que todos en mi pueblo sean felices y jueguen juntos como nosotros" - dijo.
"¡Eso es muy generoso!" - el pez sonrió. "¿Y tú, Bruno?"
"Deseo que nunca haya un día triste en la vida de Valen" - respondió el perro, con su cola moviéndose sin parar.
"Hecho!" - dijo el pez. Con un suave movimiento de su cola, una ola de luz envolvió el mundo y, ¡pum! , Valentina y Bruno despertaron en el parque, justo donde habían encontrado al pez.
"¿Fue todo un sueño?" - preguntó Valentina, mirando a su alrededor.
"No lo creo" - respondió Bruno, mirando hacia los niños del parque que comenzaban a jugar y reír juntos.
"Parece que la felicidad se está desbordando por aquí" - sonrió Valentina.
Así fue como un simple acto de bondad les llevó a vivir una aventura mágica, recordándoles que ayudar a otros puede traer alegría, tanto a ellos como a la comunidad. Desde ese día, Valentina y Bruno continuaron su camino por el parque, siempre dispuestos a ayudar a quien lo necesitara.
Y aunque nunca volvieron a ver al pez, sabían que su deseo había cambiado el mundo a su alrededor, sembrando sonrisas en todos los corazones, como un círculo de amor que nunca se rompería.
FIN.