El Círculo Solitario
En un colorido mundo de figuras geométricas, vivía un círculo llamado Ciro. Era un lugar donde los triángulos, cuadrados y rectángulos jugaban juntos, mientras Ciro se sentía diferente y excluido. Ciro miraba con envidia cómo los triángulos formaban pirámides y los cuadrados hacían casas en miniatura.
Un día, mientras estaba sentado solo bajo un árbol, pensó en cómo podía encajar en un mundo donde todos parecían tener un lugar.
'¿Por qué no puedo ser como ellos?' se preguntó con tristeza. 'Soy solo un círculo, y no tengo esquinas ni aristas.'
Pero un día, un grupo de figuras decidió organizar una gran fiesta. Todos estaban emocionados por el evento, mientras Ciro los observaba en silencio desde la distancia.
'Tendremos un concurso de formas!' gritó el Triángulo Mayor.
'¡Ellos no me invitarán!' pensó Ciro, sintiéndose aún más solo. Sin embargo, no podía evitar sentir curiosidad.
Días después, mientras los preparativos continuaban, Ciro decidió acercarse. '¿Puedo unirme también?' preguntó, temblando de nervios.
'Claro, Ciro! Todos son bienvenidos,' respondió el Cuadrado, sorprendido de verlo.
Desde ese momento, Ciro comenzó a ayudarles a decorarse. Con su forma redonda, se convirtió en la bola más grande y brillante que adornaba la fiesta.
El día de la fiesta llegó. Todos estaban disfrutando, pero el Triángulo Mayor decidió jugar una broma.
'¡Vamos a hacer una pirámide! Los que puedan, súbanse sobre los cuadrados.'
Las figuras empezaron a apilarse, pero de repente, un viento fuerte sopló, desestabilizando la pirámide.
'¡Ayuda! ¡Nos vamos a caer!' gritó un Triángulo mientras trataba de mantenerse en equilibrio.
Ciro, un círculo con gran espacio y habilidad para rodar, tuvo una idea. '¡Voy a ayudar!' gritó mientras empezaba a rodar hacia ellos.
Con su forma redonda, Ciro se interpuso entre los triángulos, frenando su caída. Las figuras se sorprendieron al ver cómo Ciro les había salvado con su singular forma.
'Estoy aquí, no se preocupen,' les dijo con una sonrisa.
Después de eso, Ciro fue el héroe de la fiesta. Todos comenzaron a aplaudirle, y el Triángulo Mayor se acercó para disculparse.
'Lo siento, Ciro. No pensé que fueras tan valioso para todos nosotros,' admitió el Triángulo.
'No hay problema, me alegra haber podido ayudar,' respondió Ciro con una sonrisa, sintiéndose por fin aceptado.
A partir de aquel día, Ciro se unió a los juegos y se convirtió en el mejor compañero de todos. ¡Descubrió que ser un círculo era algo maravilloso! Su forma era única y le permitía hacer cosas que otros no podían.
Así, enseñó a sus amigos de figuras geométricas que cada uno tiene su propio valor, y que la diversidad es lo que realmente los hace especiales. Nunca más volvió a sentirse solo, porque entendió que todos tienen algo único que ofrecer y que en la unión de sus diferencias reside la verdadera belleza del mundo.
Desde entonces, las figuras geométricas aprendieron a valorar su individualidad y se volvieron un grupo aún más unido y divertido.
FIN.