El Círculo y su Maravillosa Utilidad



Era un día soleado en el mundo de las figuras geométricas. En el centro de la gran plaza, se encontraban reunidas todas las figuras: el triángulo, el cuadrado, el rectángulo, el pentágono y el círculo. Todo era alegría y risas, pero el círculo parecía triste, recostado en un rincón.

- ¿Por qué estás tan apagado, círculo? - preguntó el triángulo, moviendo su pico curioso.

- Oh, no sé... - suspiró el círculo. - Me siento inútil. Todos tienen formas que pueden hacer cosas, como construir casas o puentes. Pero yo... soy solo un círculo, no sé para qué sirvo.

El cuadrado, con su voz firme, dijo:

- No digas eso, amigo. ¡Tienes muchas más utilidades de las que imaginas!

- Pero, ¿cuáles? - preguntó el círculo, intrigado pero escéptico.

Fue entonces que la figura del rectángulo se acercó y dijo:

- Ven, te mostraremos. ¡Vamos a buscar tu significado!

Las figuras decidieron llevar al círculo a explorar el mundo real. Primero, se acercaron a un parque donde había un enorme columpio.

- ¿Ves esto? - dijo el cuadrado, señalando la base del columpio. - Sin tu forma, no habría asiento redondo donde los chicos podrían jugar.

El círculo sonrió un poco. - Eso es divertido, pero no es todo.

- ¡Por supuesto que no! - exclamó el pentágono, entusiasmado. - Mirá, detrás de esa rueda, los ciclistas se mueven gracias a ti.

El círculo miró asombrado una bicicleta que pasaba velozmente. - Se mueve por mí...

Siguieron caminando y llegaron a un café donde vieron una hermosa mesa circular llena de capas de pastel.

- ¡Mirá! - dijo el rectángulo, señalando la mesa. - Aquí está otra vez tu forma, ¡en la mesa y en los pasteles!

El círculo se animó un poco más. - Bueno, creo que eso es... un poco útil.

- ¡Es solo el comienzo! - exclamó el triángulo. - Ven, conozcamos a alguien más que te necesita.

A medida que se adentraban en la ciudad, el círculo comenzó a preguntarse cuántas cosas más habrían con su forma. Al llegar a una pista de patinaje, casi se sintió desaparecer del asombro:

- Eso es una rueda gigante, ¡también soy parte de eso! - gritó emocionado.

- Claro, y también en las campanas - agregó el cuadrado, señalando una iglesia cercana.

Justo cuando el círculo empezaba a disfrutar de su utilidad, una pareja de figuras se acercó.

- ¡Mi hijo se ha perdido! - gritó un triángulo pequeño. - Necesito ayuda para encontrarlo.

Sin pensarlo, el círculo tomó la delantera. - ¡Yo puedo ayudar! Podemos hacer un círculo y buscar juntos.

Formaron un gran círculo con las figuras, y empezaron a patrullar. El círculo lideraba la búsqueda y ayudaba a guiar a los demás. Después de un rato, encontraron al pequeño triángulo, escondido detrás de un árbol, jugando.

- ¡Gracias, círculo! - dijo el triángulo pequeño. - Sin ti, no lo habríamos encontrado.

El círculo sonrió con alegría. - No sabía que podía ser tan útil.

Desde ese día, el círculo se sintió valioso. Cada vez que veía una rueda girando, una mesa circular o una campana sonando, sonreía y recordaba que todos en el mundo tienen un propósito y significado, incluyendo él.

Así, el círculo comprendió que su forma era vital para muchos aspectos de la vida diaria. Y aunque devino humilde, se sintió orgulloso de ser parte del grandioso universo geométrico.

- ¡Gracias, amigos! - dijo el círculo al regresar a la plaza. - Hoy aprendí que siempre hay un lugar especial para cada uno de nosotros.

- ¡Siempre estaremos con vos! - respondieron las figuras, formando un abrazo de figuras llenas de amor y amistad.

Y desde entonces, el círculo brilló más que nunca en el corazón de cada figura geométrica, sabiendo que cada uno es único y valioso en su propia manera.

FIN.

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