El cisne de colores
Había una vez en un hermoso lago, un cisne llamado Martín. Martín era un cisne muy especial, ya que tenía unas alas de colores brillantes y un cuello más largo que el de los demás cisnes.
Sin embargo, a pesar de su apariencia única, Martín se sentía triste y solitario. Cada día, mientras nadaba por el lago, observaba a los otros cisnes jugar y divertirse juntos.
Pero cuando intentaba acercarse a ellos, siempre lo rechazaban por ser diferente. Martín sabía que necesitaba ayuda para superar su tristeza y encontrar la felicidad. Una mañana soleada, Martín decidió hablar con sus amigos cisnes sobre cómo se sentía.
Se reunió con ellos en el centro del lago y les dijo: "Amigos míos, me siento muy solo y triste. Me gustaría que me comprendieran y me apoyaran en mi búsqueda de la felicidad". Los demás cisnes se miraron entre sí sorprendidos por las palabras de Martín.
Nunca antes habían pensado en cómo se podría sentir él siendo diferente. Uno de los cisnes llamado Ana fue la primera en responder: "Martín, no teníamos idea de cómo te sentías. Lamentamos mucho no haber sido más comprensivos contigo".
Los otros cisnes asintieron con la cabeza en acuerdo mientras uno llamado Lucas agregó: "Todos somos diferentes de alguna manera u otra, pero eso no significa que debamos excluirnos unos a otros.
A partir de ahora estaremos aquí para ti". Martín sintió una oleada de alegría al escuchar esas palabras amables y reconfortantes de sus amigos. A partir de ese día, los cisnes comenzaron a pasar más tiempo juntos, aceptando y celebrando las diferencias que cada uno tenía.
Un día, mientras exploraban un nuevo rincón del lago, se encontraron con una familia de patos que estaba en problemas. Los patitos estaban atrapados entre unas ramas y no podían salir por sí mismos.
Martín rápidamente nadó hacia ellos y les ayudó a escapar. Los demás cisnes observaron con admiración la valentía y generosidad de Martín.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de lo importante que era apoyarse mutuamente y cómo sus diferencias podían ser una fortaleza para ayudar a otros. A medida que pasaba el tiempo, Martín se convirtió en el líder del grupo.
Su amabilidad y comprensión inspiraron a todos los cisnes a ser mejores amigos entre sí y a ayudar a quienes lo necesitaban. Y así fue como Martín el cisne descubrió la verdadera felicidad al encontrar la comprensión y el apoyo de sus amigos cisnes.
Juntos demostraron que las diferencias no deben separarnos, sino unirnos para hacer del mundo un lugar mejor donde todos nos sintamos aceptados y amados. Desde aquel día, los cisnes vivieron felices en su lago, compartiendo risas, aventuras e innumerables momentos especiales juntos.
Y siempre recordaron que la verdadera magia radica en la amistad sincera y en apoyarse unos a otros sin importar nuestras diferencias.
FIN.