El Cisne Dorado
Una vez en un castillo cerca del bosque vivía una princesa llamada Valentina. Ella era una niña muy feliz y le gustaba jugar en el bosque con su amiga Kata. Todos los días, al salir el sol, se encontraban junto al lago para pasar el día jugando, riendo y cantando.
Un día, mientras estaban en el lago, Valentina vio algo brillante entre los juncos. "Mirá, Kata, ¿qué será eso?" - dijo señalando el destello. Ambas se acercaron y, para su sorpresa, encontraron un hermoso cisne dorado que se estaba zambullendo en el agua. "¡Es un cisne dorado!" - exclamó Kata, maravillada. El cisne nadó hacia ellas y, cuando llegaron más cerca, dijo:
"Hola, amiguitas. Soy el Cisne Dorado. Estoy aquí para concederles un deseo a cada una. Pero deben realmente pensar bien lo que quieren y ser responsables de su elección."
Valentina miró a Kata, sus ojos brillaban de emoción. "¡Ay, no puedo creerlo! ¿Qué deseamos?", preguntó Valentina.
Kata pensó un momento y dijo: "Quiero poder volar como los pájaros! Poder explorar el mundo desde las nubes!" - El cisne sonrió y dijo:
"Tu deseo será concedido, pero recuerda, volar tiene sus responsabilidades. Habrá momentos en que te sentirás sola en las alturas."
Luego, Valentina, con un brillo en los ojos, dijo: "Yo quiero tener un jardín mágico que nunca se marchite y siempre tenga flores brillantes!" - El cisne asintió y dijo: "Tu deseo se hará realidad, pero deberás cuidarlo siempre."
Sí, en un abrir y cerrar de ojos, Kata sintió que sus brazos se convertían en alas. "¡Mirá, Valentina! ¡Estoy volando!" - gritó llena de alegría, elevándose hacia el cielo. Pero, mientras volaba, Kata empezó a sentirse extraña. Desde lo alto, podía ver lo hermoso del paisaje, pero también notó que su amiga estaba sola en el lago.
Mientras tanto, Valentina observó cómo su jardín mágico florecía. Todo tipo de plantas y flores llenaban cada rincón. Sin embargo, se dio cuenta de que no podía disfrutarlo completamente sin su amiga. "Cisne Dorado, traeme a Kata. Hay algo que me haría más feliz que un jardín mágico!" - solicitó.
El cisne dorado asintió y, de repente, Kata fue devuelta al lago, aterrizando suavemente. "Bienvenida de vuelta al lago, pequeña aventurera", dijo el cisne.
"Gracias, Cisne Dorado!" - dijo Valentina. "Kata, ¡necesitamos jugar juntas! A veces las cosas que deseamos no son lo que más deseamos. La compañía es lo más valioso."
Kata miró a Valentina y sonrió. "Tienes razón, preferiría jugar contigo que volar sola."
Con el cisne dorado observando, las dos amigas decidieron usar los deseos para crear un juego. Juntas exploraron el jardín de Valentina y también ayudaban a Kata a aprender a volar, volando por turnos, disfrutando de la altura pero también nunca olvidando la alegría de regresar al lago.
Desde aquel día, Valentina y Kata aprendieron a apreciar la importancia de los deseos y la amistad, y cada vez que se encontraban junto al lago, contaban historias de aventuras y agradecían por poder jugar juntas, sin importar dónde se encontraran.
Y así, el Cisne Dorado se convirtió en su amigo, recordándoles que la verdadera felicidad no viene solo de los deseos cumplidos, sino de compartir esos momentos con quienes amamos.
FIN.