El cisne que brillaba en el lago



Había una vez en un hermoso lago, un pequeño patito feo que se sentía muy triste. A diferencia de los otros patitos que nadaban alegremente en el agua, él se veía diferente y no encajaba.

Un día, mientras el patito feo nadaba solo en un rincón del lago, escuchó una voz suave que le dijo: "¿Por qué estás tan triste, pequeño patito?" Era una hermosa cisne blanca que había notado la tristeza del patito feo.

"Me siento diferente y feo comparado con los demás patitos. No sé por qué soy así", respondió el patito con voz temblorosa. La cisne se acercó al patito feo y le dijo con cariño: "No eres feo, simplemente eres único.

Eres un cisne como yo". El patito feo no podía creer lo que escuchaba.

¿Podría ser verdad que él era en realidad un bello cisne? Con el tiempo, el pequeño patito comenzó a darse cuenta de su verdadera belleza interior y exterior. Aprendió a valorarse a sí mismo y a aceptar sus diferencias como algo especial. Un día, cuando los otros animales del lago vieron al ahora elegante cisne blanco junto a ellos, quedaron sorprendidos.

Se disculparon por haberlo juzgado mal y le pidieron perdón por haberlo tratado mal cuando era solo un pequeño patito feo.

El cisne blanco perdonó de corazón a los demás animales y les enseñó la importancia de respetar las diferencias de cada ser vivo en el mundo. Desde ese día, el antiguo patito feo vivió felizmente entre sus amigos del lago, siendo respetado y querido por todos.

Y aunque recordaba su pasado como un momento difícil, sabía que había encontrado su lugar en el mundo como un hermoso cisne blanco. Y colorín colorado este cuento del patito feo ha terminado pero la moraleja ha quedado: nunca juzgues por las apariencias porque todos tenemos nuestra propia belleza única dentro de nosotros mismos.

FIN.

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