El Cisne Radiante



Había una vez en un hermoso campo verde, una mamá pata que esperaba con ansias la llegada de sus patitos.

Finalmente, un soleado día de primavera, los huevos comenzaron a romperse y uno a uno fueron saliendo los lindos patitos amarillos. Pero para sorpresa de todos, el último huevo tardó un poco más en romperse y cuando finalmente lo hizo, lo que salió de él no era un lindo patito amarillo, sino un pequeño patito gris y desaliñado.

La mamá pata lo miró con amor y cariño, pero los demás animales del campo se burlaron al verlo. "¡Mirá ese patito feo! ¡Es tan diferente a nosotros!"- se reían sin parar.

El pobrecito patito se entristeció al escuchar las burlas y decidió alejarse para no causar más problemas. Caminó por el campo durante días, buscando un lugar donde pudiera encajar y ser aceptado tal como era.

En su camino se encontró con una familia de gansos que lo acogieron con calidez y le enseñaron a volar alto en el cielo azul. Aprendió a nadar en el lago cristalino y descubrió que tenía un talento especial para encontrar las mejores hierbas del campo.

Con el tiempo, el patito feo se convirtió en un hermoso cisne blanco, más elegante y majestuoso que cualquier otro ave del campo. Un día regresó al lugar donde había nacido y todos quedaron asombrados al ver su transformación.

La mamá pata corrió hacia él emocionada y entre lágrimas le dijo: "¡Eres realmente extraordinario! Eres el cisne más bello que jamás haya visto".

El patito feo sonrió con gratitud y les contó todas las aventuras vividas durante su viaje de autodescubrimiento. Les enseñó que la verdadera belleza está en el interior de cada ser vivo y que todos tenemos algo especial que nos hace únicos. Desde ese día, el campo nunca más volvió a juzgar por las apariencias exteriores.

Todos aprendieron a valorar la diversidad y a respetar las diferencias entre ellos. Y así, el antiguo patito feo se convirtió en símbolo de inspiración para todos aquellos que alguna vez sintieron que no encajaban en ningún lugar.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado demostrando que la verdadera belleza reside en aceptarnos tal como somos.

FIN.

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