El cisne valiente



Había una vez en una granja un patito feo que vivía con su familia de patos. Desde pequeño, el patito feo se sentía diferente a sus hermanos y hermanas.

Su plumaje era más oscuro, su pico más grande y su andar un poco torpe. Los demás patitos se burlaban de él y lo llamaban "patito feo".

Un día, cansado de los constantes comentarios hirientes, el patito decidió alejarse de la granja y emprender un viaje en busca de un lugar donde pudiera encajar y ser aceptado tal como era. Caminó durante días hasta llegar a un hermoso lago rodeado de árboles frondosos. Allí conoció a una familia de cisnes elegantes y majestuosos.

Al principio, tuvo miedo de acercarse a ellos, pensando que también lo rechazarían por ser diferente. Sin embargo, para su sorpresa, los cisnes lo recibieron calurosamente y lo invitaron a quedarse con ellos en el lago.

El patito feo se sintió emocionado al descubrir que pertenecía a esa familia tan especial. - ¡Hola! ¿Cómo te llamas? -preguntó uno de los cisnes más jóvenes. - Soy el patito feo -respondió tímidamente. - No eres feo en absoluto.

Eres diferente, pero eso es lo que te hace único -le dijo otro cisne con ternura. El patito feo comenzó a pasar tiempo con los cisnes, aprendiendo a nadar elegantemente y a volar alto en el cielo azul.

Se dio cuenta de que no importaba cómo luciera por fuera, sino quién era en su interior lo que realmente importaba. Un día, mientras volaba junto a sus nuevos amigos, vio desde arriba la granja donde solía vivir.

Recordó las burlas y las críticas que había enfrentado allí, pero también recordó todo lo que había aprendido desde entonces: la importancia de la aceptación propia y del valor de la diversidad.

Decidió regresar a la granja para mostrarles a todos que ya no era un simple patito feo, sino un bello cisne lleno de gracia y sabiduría. Al verlo llegar acompañado por los elegantes cisnes blancos, los demás animales quedaron asombrados y avergonzados por haberlo tratado mal en el pasado.

- ¡Miren! ¡Es el mismo patito feo transformado en un maravilloso cisne! -exclamaron sorprendidos. El antiguo "patito feo" les sonrió amablemente y les enseñó que todos somos diferentes unos de otros, pero eso es lo que nos hace especiales y únicos.

A partir de ese día, todos los animales aprendieron a valorar las diferencias entre ellos y a respetarse mutuamente sin juzgar por las apariencias.

Y así fue como el patito feo encontró su verdadero hogar entre aquellos que lo aceptaban tal como era: un bello cisne digno de admiración. Y juntos vivieron felices para siempre celebrando la diversidad en todas sus formas.

FIN.

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