El Clic Mágico de Mariana y Mauricio
Era un día soleado en el pequeño pueblo de Colibrí, donde los niños jugaban en las calles empedradas y las flores llenaban de colores el paisaje. Mariana, una niña curiosa con una gran imaginación, se encontraba en el parque, dibujando en su cuaderno. Su lápiz bailaba sobre el papel, creando dibujos de mundos fantásticos.
De repente, escuchó una risa contagiosa. Alzó la vista y vio a un niño con una gorra roja, rodeado de un grupo de amigos. Se llamaba Mauricio, y su risa era tan chispeante como el sol. Aunque Mariana no había hablado nunca con él, sintió un cosquilleo en su estómago. Era una sensación extraña, pero agradable.
Esa tarde, mientras Mariana seguía dibujando, escuchó que Mauricio se acercaba.
"Hola, ¿qué estás haciendo?" - preguntó con curiosidad.
"Hola, estoy dibujando un dragón que escupe arcoíris. ¿Te gustaría verlo?" - respondió Mariana, entusiasmada.
Mauricio se acercó, y cuando vio el dibujo, sus ojos se iluminaron.
"¡Es increíble! Nunca vi un dragón tan colorido. Me encanta dibujar también, pero no soy tan bueno como vos."
Mariana sonrió, sintiendo que había un clic especial entre ellos. Era como si sus almas se reconocieran.
"Podríamos dibujar juntos un día. Tal vez, un dragón volador que lleva a la luna hasta la tierra." - sugirió con imaginación desbordante.
"¡Me encantaría!" - respondió Mauricio, sintiendo que cada palabra de Mariana era un regalo.
Pasó el tiempo y se hicieron amigos inseparables. Cada tarde, se reunían en el parque y compartían sus dibujos, risas e historias. Pero un día, algo cambió. Un nuevo niño llegó al pueblo y se unió al grupo. Se llamaba León y era muy bueno jugando al fútbol. Pronto, todos comenzaron a hablar de él y a invitarlo a sus juegos. Mariana y Mauricio, al ver que León se llevaba toda la atención, sintieron un nudo en el corazón.
"¿Qué te parece si lo invitamos a dibujar con nosotros?" - sugirió Mariana un poco insegura.
"Sí, pero tengo miedo de que deje de gustarles lo que hacemos y prefiera jugar al fútbol. Esa es su especialidad.” - dijo Mauricio, sintiendo un chispazo de celos.
Pero Mariana, quien siempre había encontrado magia en lo inesperado, le respondió:
"Creo que podemos mostrarle lo divertido que es dibujar también. Después de todo, la creatividad también es un juego."
Así, esa tarde, llevaron a León al parque, y, aunque al principio estaba un poco renuente, pronto se entusiasmó con sus ideas. El trío comenzó a trabajar en juntos, creando un mural gigante en la pared del parque. León descubrió que también le gustaba dibujar y se dio cuenta de que no necesitaba ser el mejor en un solo juego. Podía disfrutar de muchas cosas a la vez.
"Esto es genial, nunca pensé que dibujar fuera tan divertido!" - exclamó León, mientras trazaba una gran sonrisa en el mural.
Mariana y Mauricio se miraron, sintiendo que su amistad había crecido aún más. A medida que pasaban los días, los tres se convirtieron en un equipo. Entonces, una tarde, mientras los tres terminaban su mural, Mauricio miró a Mariana y, con una sonrisa, dijo:
"A veces, cuando menos lo buscas, las cosas más hermosas llegan a tu vida, ¿no?"
Mariana asintió, sintiendo que el amor, ese sentimiento dulce, también había crecido entre ellos.
"Sí, y me alegra que eso haya pasado con nosotros" - sonrió.
Con el mural terminado, el pueblo organizó una fiesta para celebrar su creación. Todos estaban impresionados con el mural lleno de colores y risas. Durante la fiesta, Mariana y Mauricio se dieron cuenta de que lo más importante no era solo el arte que habían creado, sino el amor y la amistad que habían cultivado entre ellos y con León.
Desde ese día, Mariana, Mauricio y León se convirtieron en los mejores amigos, disfrutando de juntos de cada momento, ya fuera dibujando, jugando al fútbol, o simplemente riendo bajo el sol, comprobando que realmente, el amor y la amistad llegan en los momentos más inesperados, justo cuando abrirse a la experiencia puede cambiarlo todo.
Y así, pequeños, recuerden siempre que pueden encontrar magia en las cosas más simples de la vida. Nunca dejen de soñar, de crear y de abrir su corazón. Porque el clic mágico puede estar esperando a la vuelta de cualquier esquina.
FIN.