El Club de la Granja Ruidosa


Había una vez en la granja del señor López un pollo muy especial llamado Pollo Divertido. Este pollo tenía un don para hacer reír a todos con sus chistes y ocurrencias.

Era el alma de la fiesta en la granja, siempre llenando de alegría el lugar. Un día, Pollo Divertido decidió que quería compartir su talento con otros animales.

Así que se le ocurrió crear el "Club de Amigos Ruidoso", donde todos los animales podrían reunirse y divertirse juntos. Pollo Divertido comenzó a invitar a todos los animales de la granja. Primero fue a ver al cerdo Panceta, quien siempre estaba gruñendo y enfadado.

"¡Hola Panceta! ¿Quieres ser parte del Club de Amigos Ruidoso?" -dijo Pollo Divertido emocionado. El cerdo panceta miró al pollo con desconfianza pero luego soltó una risa profunda. "¡Claro, me encantaría unirme! Necesito más risas en mi vida".

Así, uno por uno, Pollo Divertido fue convenciendo a cada animal de unirse al club. El pato Quaquín aceptó encantado, junto con las ovejas Blanca y Negra que estaban deseando tener algo nuevo y emocionante en sus vidas. Pero no todo iba a ser fácil para nuestro querido Pollo Divertido.

Un día llegó el gallo Don Gruñón, quien era conocido por ser antipático y nunca sonreír. "¿Qué es esto del Club de Amigos Ruidoso?" -preguntó Don Gruñón con desdén.

"Es un lugar donde nos reunimos para reír, divertirnos y olvidarnos de las preocupaciones" -respondió Pollo Divertido con una sonrisa. Don Gruñón frunció el ceño y dijo: "No tengo tiempo para tonterías como esa". Y se marchó sin siquiera darle una oportunidad al club.

Pollo Divertido estaba triste por la actitud de Don Gruñón, pero no se dejó desanimar. Siguió adelante y pronto tuvo una idea brillante.

Decidió organizar una gran fiesta en la granja para mostrarle a Don Gruñón lo divertido que podía ser el Club de Amigos Ruidoso. La fiesta fue todo un éxito. Había música, baile y mucha diversión. Todos los animales estaban riendo a carcajadas, excepto Don Gruñón, quien se mantenía alejado observando desde lejos.

Entonces Pollo Divertido decidió hacer algo audaz. Se acercó a Don Gruñón y le contó uno de sus mejores chistes. "¿Sabes qué hace una abeja en el gimnasio?" -preguntó Pollo Divertido con entusiasmo.

"No sé, ¿qué hace?" -respondió Don Gruñón sin emoción. "¡Zum-ba-taque!" -exclamó Pollo Divertido mientras hacía gestos graciosos imitando a una abeja haciendo ejercicio. Don Gruñón no pudo evitar soltar una pequeña risa. "Eso fue bastante gracioso", admitió tímidamente.

Ese fue el punto de quiebre para Don Gruñón. Se dio cuenta de que la risa y la diversión podían alegrar incluso los días más grises. Decidió unirse al Club de Amigos Ruidoso y desde ese día, nunca volvió a ser el mismo.

El Club de Amigos Ruidoso continuó reuniéndose semana tras semana, llenando la granja del señor López con risas y alegría. Pollo Divertido demostró que todos tenemos algo especial para compartir, incluso si no nos damos cuenta al principio.

Y así, Pollo Divertido enseñó a todos los animales del club que la amistad y la diversión pueden cambiar nuestras vidas para mejor. Desde aquel día, nunca faltaron sonrisas en la granja del señor López gracias al maravilloso Club de Amigos Ruidoso.

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