El Club de las Chicas Valientes



Era un día soleado en el barrio de Las Flores, donde dos amigas inseparables, Lucía y Martina, se reunieron en el jardín de la casa de Lucía. Se sentaron en la sombra de un gran árbol y comenzaron a hablar de algo que las emocionaba y las hacía reír: los chicos que les gustaban.

"¿Sabés, Lu? Me gusta Tomás, el del equipo de fútbol", dijo Martina con una sonrisa pícara.

"¡¿Tomás? !", exclamó Lucía. "Pero si siempre se la pasa jugando y nunca te presta atención."

Martina se encogió de hombros.

"Sí, pero es tan divertido. Además, ¡tiene una forma de jugar que me encanta!"

Lucía decidió compartir su secreto.

"Bueno, yo tengo un crush también... ¡Es Julián, el de la clase de música!"

Los ojos de Martina brillaron.

"¡¿Julián? ! Es un chico tan amable. Además, canta hermoso. ¿Ya le dijiste que te gusta?"

Lucía agitó la cabeza.

"Nooo, ¡no tengo ni idea de cómo hacerlo! Tengo miedo de que se ría de mí o, peor aún, que ni me mire después."

Martina pensó por un momento.

"Tal vez deberías escribirle una carta, es una manera muy linda de expresarle lo que sentís. Solo tenés que ser vos misma."

Lucía miró a su amiga, pensativa. No había pensado en eso, pero la idea la emocionaba.

"¡Es una buena idea! Pero... ¿y si se la doy y no le gusta?"

"Bueno, no te preocupes por eso. A veces, la vida es así. No todos tenemos que gustarles a todos, pero lo importante es ser valientes y expresar lo que sentimos".

De repente, un grupo de chicos pasó por delante del jardín y Lucía sintió un nudo en el estómago. Julián estaba riéndose con sus amigos.

"Ahí está... ¡ay, no sé si puedo!"

Martina la alentó.

"¡Vamos, Luci! Respirá hondo. Es solo un chico, y tenés algo importante que decirle. ¡Tienes que intentarlo!"

Lucía suspiró y observó a su alrededor. Sanando su miedo, decidió actuar.

"Está bien, voy a intentarlo. ¡Gracias, Marti! ¡Eres la mejor!"

Se levantó del borde del jardín y se acercó a donde estaban los chicos. Encuentro tras encuentro, se dio cuenta de que no estaba sola. Martina había decidido seguirla por si necesitaba apoyo.

"Eh, Julián", dijo Lucía, intentando sonar tranquila. "¿Puedo hablar contigo un segundo?"

Julián la miró con sorpresa pero sonrió, dejando a sus amigos atrás. Lucía sentía cómo le palpitaba el corazón.

"Sí, claro. ¿Qué necesitas?"

Martina observaba desde la distancia, conteniendo la respiración. Lucía se armó de valor.

"Quería decirte que me gusta cómo tocas la guitarra. Y... me gustaría conocerte un poco mejor. ¿Te gustaría salir a dar una vuelta algún día?"

Julián se quedó en silencio por un momento, como si meditará la respuesta. Finalmente, sonrió.

"Claro, Lucía. Me encantaría. Te puedo enseñar algunas canciones de guitarra también. ¡Siempre es bueno hacer nuevos amigos!"

Lucía sonrió tímidamente, pero se sintió aliviada. La conversación fluía y había sido más fácil de lo que pensó.

Martina, viendo esto, no pudo evitar correr y abrazar a Lucía.

"¡Lo hiciste! ¡Eras tan valiente!"

Ambas volvieron al jardín, riéndose y celebrando el momento. Entonces, Martina se dio cuenta de algo importante.

"Sabés, creo que también debería hacer algo parecido con Tomás..."

Lucía la miró con entusiasmo.

"¡Sí, hazlo! Siempre es mejor arriesgarse que quedarse con la duda. Además, si vos no lo intentás, ¿quién lo hará?"

Con una nueva chispa de valentía, Martina sonrió, decidida a hablarle a Tomás al día siguiente.

A medida que pasaban los días, ambas amigas aprendieron que ser valientes y sinceras en sus sentimientos no solo las unió más, sino que también les enseñó a valorar su amistad por encima de todo. Con el tiempo, los chicos que les gustaban se volvieron grandes amigos, y Lucía y Martina entendieron que lo más importante no era solo el amor, sino el apoyo incondicional que se brindaban mutuamente en cada aventura.

Y así, Lucía y Martina formaron el "Club de las Chicas Valientes", donde se ayudaban a enfrentar sus miedos, celebrar sus logros y aprender a ser sinceras con sus sentimientos, convirtiéndose en un ejemplo para todos sus compañeros, mostrando que la valentía, la confianza y la amistad son las verdaderas claves para vivir enamoradas de la vida.

FIN.

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