El Club de las Cuatro Estrellas
Era una vez en un colorido barrio de Buenos Aires, una niña llamada Camila. Camila tenía tres mejores amigas: Sofía, Yaylen y Milena. Ellas formaban un grupo inseparable al que llamaban el Club de las Cuatro Estrellas, porque siempre brillaban juntas. Chaque día, después de la escuela, se reunían en la plaza del barrio para jugar y compartir sueños.
Una tarde, mientras estaban sentadas bajo un frondoso árbol, Camila compartió una idea emocionante.
"¿Y si hacemos un concurso de talentos?"
propuso entusiasmada.
"¡Me encanta la idea!"
exclamó Sofía.
"Sí, pero ¿quién va a participar?"
preguntó Milena, algo insegura.
"¡Todas! Cada una puede mostrar lo que mejor sabe hacer,"
afirmó Yaylen con determinación.
Las niñas comenzaron a planear el evento lleno de alegría y entusiasmo. Colocaron volantes en el barrio, invitando a todos a participar el próximo sábado. Los días pasaron rápidos y, a medida que el evento se acercaba, también aumentaba la emoción. Sin embargo, en medio de la organización, Milena comenzó a sentirse nerviosa. Siempre había tenido miedo de hablar en público.
Una mañana, mientras arreglaban algunos detalles, Milena se acercó a sus amigas.
"Chicas, tengo que confesarles algo... tengo miedo de participar."
Las demás la miraron con preocupación.
"Pero Milena, ¡eres buenísima dibujando!"
la animó Camila.
"Sí, pero nunca he mostrado mis dibujos frente a otras personas..."
Milena se mordió el labio, temerosa de que no les gustaría.
Yaylen, viendo la tristeza en el rostro de su amiga, tuvo una idea brillante.
"¿Y si hacemos una práctica previa? Podemos invitar a algunos amigos y así te sentirás más cómoda."
Milena dudó un momento, pero la idea la hizo sonreír.
"¡Me parece genial!"
Todos se pusieron a trabajar en los preparativos de esa práctica. Invitaron a algunos amigos del barrio y hasta a sus familias.
La práctica llegó y, aunque Milena estaba muy nerviosa, sus amigas la apoyaron incondicionalmente.
"Recuerda, estamos contigo, no estás sola," le susurró Sofía mientras se acercaban a la tarima improvisada.
Con el corazón latiendo rápido, Milena subió al escenario y comenzó a hablar de sus dibujos. Poco a poco, la confianza fue creciendo. Al final, su presentación fue aplaudida. "¡Sos una artista increíble!"
la alentó Yaylen, sonriendo con orgullo.
Milena se sintió feliz y agradecida.
Al llegar el día del concurso, toda la plaza estaba llena de gente. Cada una de las amigas tenía una actuación lista: Camila iba a cantar, Sofía a bailar, Yaylen a hacer un truco de magia, y Milena a mostrar sus dibujos. El evento comenzó lleno de risas, aplausos y sonrisas.
Pero en el momento culminante, un pequeño inconveniente ocurrió.
La corriente eléctrica se cortó, dejando a todos en la oscuridad. Las chicas se miraron asustadas, sin saber qué hacer.
"¿Qué vamos a hacer ahora?"
preguntó Milena con preocupación.
"¡Sigamos!", propuso Camila con valentía, aunque el miedo también la invadía.
"Claro, ¡no dejemos que eso nos detenga!" gritó Yaylen, moviendo las manos como si hiciera magia.
Las amigas se unieron y empezaron a improvisar sus números en la oscuridad. Camila empezó a cantar acapela, y poco a poco, el público comenzó a aplaudir y cantar con ella.
Eso les dio más seguridad a las chicas, y cuando llegó el turno de Milena, sacó sus dibujos y los fue mostrando a la gente que iluminaban sus teléfonos.
"¡Aplausos para Milena!" gritó Sofía entre la oscuridad, y el corazón de su amiga se llenó de valor.
El concurso terminó con un éxito rotundo y todos aclamaron a las niñas. En ese momento, las cuatro amigas se dieron cuenta de que la verdadera magia estaba en su amistad y en cómo se apoyaban mutuamente.
Desde ese día, el Club de las Cuatro Estrellas siguió brillando en su barrio. Aprendieron que podían enfrentar cualquier desafío juntas, y que el miedo solo es una parte del camino hacia el crecimiento. Así, cada una siguió persiguiendo sus sueños, sabiendo que siempre tendrían el apoyo de sus queridas amigas. Y así, el arte, la música y la magia unieron más que nunca a las cuatro amigas, convirtiendo cada momento en una estrella que brillaba en el vasto cielo de su amistad.
FIN.