El Club de Lectura de Azul


Azul, una niña curiosa y amante de la lectura, salió un día con sus padres a Plaza Fiesta.

Mientras paseaban por las tiendas, Azul se detuvo frente a una librería y quedó fascinada por los libros que había en el escaparate. Sus ojos brillaban de emoción al ver las coloridas portadas y leer los títulos llamativos. Llena de entusiasmo, corrió hacia sus padres y les dijo: "¡Mamá, papá! ¡Por favor, puedo tener esos libros? Siempre he querido leerlos".

Sus padres sonrieron al ver la pasión de su hija por la lectura y decidieron escucharla. "Claro que puedes tenerlos, Azul", respondió su padre. "Vamos a preguntar cuánto cuestan".

Entraron a la librería y se acercaron al mostrador donde estaba el amable vendedor. Azul miraba ansiosamente mientras sus padres hacían la pregunta: "Disculpe, ¿cuánto valen estos libros que están en el escaparate?".

El vendedor tomó uno de los libros en sus manos y respondió: "Cada libro tiene un precio de 350 pesos". Los ojos de Azul se abrieron como platos cuando escuchó esa cifra. Sabía que era mucho dinero para sus padres.

Sin embargo, no dejó que eso le impidiera soñar con aquellos mundos mágicos que esperaban ser descubiertos entre las páginas. De camino a casa, Azul pensaba en cómo podría conseguir el dinero para comprar los libros por sí misma.

Recordó haber visto un anuncio en la biblioteca local sobre un concurso de cuentos infantiles. Si ganaba, podría recibir un premio en efectivo que le permitiría comprar los libros que tanto deseaba. Decidida a intentarlo, Azul se dirigió a la biblioteca al día siguiente.

Pasó horas escribiendo su cuento y lo entregó con esperanza en el buzón de concursos. Ahora solo quedaba esperar. Días después, Azul recibió una llamada emocionante.

¡Había ganado el primer lugar en el concurso! Su cuento había sido seleccionado entre cientos de participantes y ahora tenía un premio en efectivo que le permitiría comprar los libros que tanto anhelaba. Azul corrió hacia sus padres para contarles la buena noticia.

Llenos de alegría, fueron juntos a la librería y compraron no solo los libros del escaparate, sino también otros tesoros literarios que encontraron allí. Desde ese día, Azul se sumergió en historias mágicas cada vez más profundas.

Los libros se convirtieron en sus mejores amigos y aprendió valiosas lecciones sobre amistad, valentía y perseverancia gracias a las aventuras narradas por aquellos autores talentosos. Con el tiempo, Azul decidió compartir su amor por la lectura con otros niños.

Organizó un club de lectura en su escuela donde todos podían reunirse para compartir sus historias favoritas y descubrir nuevos mundos juntos. Y así fue como una niña llamada Azul demostró que nunca debemos dejar de soñar ni rendirnos ante los obstáculos.

Con pasión y determinación, podemos alcanzar nuestros sueños más grandes e inspirar a otros a hacer lo mismo.

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