El club de lectura futbolero
Había una vez un niño llamado Bernardo que vivía en un pequeño pueblo. Desde muy temprana edad, descubrió su pasión por el fútbol y le encantaba jugar en su casa o en el club con su profe.
Además de ser un apasionado del fútbol, Bernardo también amaba la lectura. Aprendió a leer a los 4 años y devoraba libros sobre fútbol. Le fascinaban las historias de grandes jugadores y equipos legendarios.
Bernardo era un niño muy independiente y le gustaba hacer las cosas por sí mismo. Una de sus mayores alegrías era ir a la escuela solo, sin que nadie lo acompañara.
Se sentía orgulloso de caminar por las calles del pueblo como todo un adulto responsable. Un día, mientras Bernardo estaba jugando al fútbol en el club con sus amigos, se acercó corriendo el señor Ramón, el entrenador del equipo infantil local.
Tenía una gran sonrisa en su rostro y le dijo:"¡Bernardo! He oído hablar mucho sobre tus habilidades para el fútbol. Me gustaría invitarte a formar parte de nuestro equipo". Bernardo no podía creerlo; estaba emocionado y lleno de alegría. Siempre había soñado con jugar en un equipo real.
Sin embargo, también se preocupó porque sabía que eso significaría perder tiempo para leer y estudiar. Después de pensar durante toda la noche, Bernardo decidió aceptar la oferta del señor Ramón.
Sabía que tendría que encontrar una manera de equilibrar sus dos pasiones: el fútbol y los libros. Los días pasaron y Bernardo se convirtió en un jugador destacado en el equipo.
Su habilidad con el balón era asombrosa, pero también se aseguraba de dedicar tiempo a sus estudios y lecturas. Un día, mientras Bernardo estaba leyendo un libro sobre fútbol, encontró una historia inspiradora de un famoso futbolista que había logrado combinar su amor por el deporte con su pasión por la educación.
Esa historia le dio una idea brillante. Bernardo decidió crear un club de lectura dentro del equipo de fútbol. Invitó a todos sus compañeros a participar y les explicó lo maravilloso que era aprender cosas nuevas mientras practicaban su deporte favorito.
"¡Chicos! -exclamó emocionado-. Podemos leer libros sobre tácticas de juego, biografías de grandes jugadores y aprender mucho más sobre la historia del fútbol". Todos los niños estuvieron encantados con la idea y comenzaron a leer juntos después de cada entrenamiento.
Descubrieron que podían mejorar tanto en el campo como en las aulas. El equipo de Bernardo comenzó a ganar partidos y se convirtieron en campeones locales.
Pero lo más importante fue que cada uno de ellos desarrolló una pasión por la lectura y aprendieron la importancia del equilibrio entre el deporte y los estudios.
La noticia del club de lectura dentro del equipo llegó hasta los oídos del señor Ramón, quien quedó impresionado por la iniciativa y creatividad de Bernardo. Decidió nombrarlo capitán del equipo infantil, reconociendo no solo sus habilidades como jugador, sino también su liderazgo y dedicación a la educación. Bernardo se convirtió en un modelo a seguir para todos los niños de su pueblo.
Demostró que, con determinación y pasión, se puede lograr el equilibrio perfecto entre las actividades que nos apasionan. Y así, Bernardo siguió jugando al fútbol, leyendo libros y asistiendo a la escuela solito.
Se dio cuenta de que no hay límites cuando uno persigue sus sueños y aprende constantemente.
FIN.