El Club de los Ciudadanos



En un pequeño barrio de Buenos Aires, había un grupo de amigos que se reunía todos los días después de la escuela. Se llamaban a sí mismos "El Club de los Ciudadanos" y su misión era ayudar a su comunidad.

Un día, mientras jugaban en el parque, Sofía, la más curiosa del grupo, levantó la mano y dijo: "Chicos, ¿y si hacemos algo grande para que todos aprendan a cuidar nuestro barrio?"-

Los amigos se miraron y Juan, el más aventurero, contestó: "¡Sí! Pero, ¿qué podemos hacer?"-

Lucía, siempre organizando, propuso: "Podríamos hacer afiches para que la gente no tire basura y se preocupe por los árboles. ¡Podemos organizar una limpieza de nuestro parque!"-

Todos estuvieron de acuerdo, y así nació la idea de una Gran Limpieza del Parque Central. Durante los siguientes días, se juntaron después de clase a diseñar carteles. Camila, la artista del grupo, se encargó de dibujar hermosos dibujos de flores y árboles en cada uno de ellos.

Finalmente, el gran día llegó. "Miren cómo queda todo colorido!"- exclamó Camila mientras colocaba el último cartel en el parque. Los chicos se separaron en grupos: algunos iban a hablar con los vecinos, otros se encargarían de limpiar y recoger basura.

Cuando comenzaron, los niños notaron que muchos adultos los observaban desde lejos, pero pocos se acercaban. "¿Por qué no vienen a ayudarnos?"- se preguntó Juan decepcionado. "Tal vez no entienden la importancia de lo que hacemos"-, pensó Sofía.

Fue entonces cuando un anciano del barrio, Don Manuel, se acercó a ellos: "Hola chicos, los veo trabajando duro. Yo solía hacer actividades de este tipo en mi juventud. ¿Puedo ayudar?"-

Los amigos asintieron entusiasmados. Don Manuel compartió viejas historias sobre cómo el barrio había cambiado con el tiempo. "No se trata solo de limpiar, sino de unir a la comunidad"-, explicó. "Si quieren que la gente se sume, pueden invitarla a compartir un mate después de la limpieza. ¡Eso siempre une!"-

Los chicos, inspirados, decidieron seguir su consejo. Trabajaron con más energía y, para cuando el sol empezó a ponerse, el parque estaba limpio y reluciente. En la esquina, habían dispuesto una mantita con unos vasos de plástico y un termo de mate.

Los primeros en acercarse fueron algunos de los vecinos que los habían estado observando. "¡Cada vez se ve mejor nuestro parque!"- dijo una señora sonriendo. "¿Me invitan a un mate?"-

Poco a poco, el grupo fue creciendo. Más y más vecinos se unieron, trayendo sus propios termos y comidas para compartir. "No sabía que esto era tan importante. Gracias por mostrarnos lo valioso que es cuidar nuestro entorno", dijo un joven que se había acercado.

Esa tarde, los chicos no solo limpiaron el parque, sino que también ayudaron a crear un sentido de pertenencia en su comunidad. Rieron, charlaron y disfrutaron juntos, compartiendo ideas para mejorar el barrio en el futuro.

Al día siguiente, los chicos decidieron seguir adelante. "No podemos parar aquí, debemos hacer una reunión cada mes para cuidar nuestro barrio"-, sugirió Lucía. "Y podemos invitar a más chicos y adultos a que se sumen, así podemos aprender unos de otros y seguir haciendo cosas buenas juntos"-.

Así, "El Club de los Ciudadanos" creció en miembros y proyectos. Aprendieron sobre el cuidado del medio ambiente, la importancia de escuchar y compartir ideas y cómo involucrarse más en su comunidad.

Y mientras los eventos continuaban, también sus amistades, el respeto y la conexión con los demás se hacía más fuerte. El Club se convirtió en un ejemplo de cómo educar para la ciudadanía puede transformar no solo un parque, sino todo un barrio, lleno de nuevas historias por descubrir.

FIN.

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