El club de los diferentes
Anita era una niña muy especial. Desde que nació, todos se dieron cuenta de que era diferente a los demás niños. A medida que crecía, su estatura también lo hacía y pronto alcanzó los 3 metros de altura.
Al principio, Anita se sentía un poco incómoda con su gran tamaño. Los otros niños en la escuela solían burlarse de ella y hacer comentarios desagradables. Pero Anita no dejaba que esto la afectara.
Tenía un corazón valiente y siempre encontraba la manera de ver el lado positivo de las cosas. Un día, mientras caminaba por el parque, Anita vio a un grupo de niños jugando al fútbol.
Se acercó para observarlos y uno de los chicos le gritó: "¡Oye gigante! ¿Por qué no te vas? No tienes espacio aquí". En lugar de enfadarse, Anita sonrió y respondió: "No te preocupes, puedo encontrar mi propio espacio".
Decidida a demostrarle a todos que ser diferente no es algo malo, Anita decidió utilizar su altura para ayudar a los demás. Comenzó a participar en competencias deportivas donde podía usar sus habilidades únicas para destacarse.
Un día, mientras estaba en una carrera de obstáculos, Anita vio a un niño pequeño llorando porque no podía subir por una pared alta. Sin pensarlo dos veces, se acercó al niño y le dijo: "No te preocupes, yo puedo ayudarte".
Con su gran estatura, Anita levantó al niño sobre sus hombros y juntos superaron el obstáculo. A partir de ese momento, todo cambió para Anita. La gente comenzó a darse cuenta de que su altura no era un impedimento, sino una bendición.
Pronto, Anita se convirtió en una figura inspiradora para los demás. Los niños dejaron de burlarse y empezaron a admirarla por su valentía y generosidad. Anita decidió utilizar su fama para hacer el bien en su comunidad.
Organizó eventos benéficos para recaudar fondos para los niños menos afortunados y visitaba regularmente hospitales infantiles para alegrarles el día con su presencia. Un día, mientras estaba en un evento solidario, Anita recibió una carta muy especial de parte de un niño llamado Lucas.
En la carta, Lucas le contaba cómo había sido intimidado por ser diferente y cómo Anita le había dado esperanza al demostrarle que las diferencias pueden ser algo maravilloso.
Conmovida por las palabras de Lucas, Anita decidió escribirle una carta personalizada respondiéndole: "Querido Lucas, nunca olvides que todos somos únicos y especiales a nuestra manera. No importa si eres alto o bajo, lo importante es tener un corazón amable y tratar a los demás con respeto".
Desde ese momento, Anita se convirtió en la mejor amiga de Lucas. Juntos crearon un club donde todos los niños diferentes podían encontrar apoyo y amistad.
La historia de Anita nos enseña que no importa cuán diferentes seamos físicamente, siempre podemos encontrar la forma de usar nuestras habilidades únicas para hacer del mundo un lugar mejor. Y lo más importante es recordar que el verdadero valor reside en nuestro interior y en cómo tratamos a los demás.
Así termina esta historia llena de inspiración y enseñanzas, donde Anita demostró que ser diferente es algo maravilloso y que todos tenemos el poder de hacer una diferencia en la vida de los demás.
FIN.