El Club de los Quitamiedos
Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Sofía era una niña muy curiosa y soñadora, siempre buscaba nuevas aventuras y formas de divertirse.
Pero había algo que preocupaba a Sofía: tenía muchas pesadillas por las noches, lo cual le quitaba el sueño y la hacía sentir triste. Su mamá intentó consolarla diciéndole que los sueños eran solo imaginación, pero eso no calmaba a la pequeña.
Un día, mientras exploraba el desván de su casa en busca de tesoros escondidos, Sofía encontró una caja llena de muñecos muy especiales. Eran conocidos como "muñecos quitapenas", pequeñas figuras hechas a mano con hilos mágicos.
Sofía tomó uno de los muñecos entre sus manos y sintió una extraña conexión con él. Decidió llevarlo a su habitación y colocarlo junto a su almohada antes de irse a dormir.
Esa noche, cuando se acostó en su cama, Sofía tomó al muñeco quitapenas y le dijo:- Hola, ¿cómo te llamas? Soy Sofía. El muñeco cobró vida y respondió:- ¡Hola Sofía! Mi nombre es Pepito Quitapenas. Estoy aquí para escuchar tus preocupaciones y alejar tus pesadillas.
Sofía quedó sorprendida al ver cómo el muñeco hablaba con ella. Sin embargo, decidió confiar en él y comenzar a compartir sus inquietudes antes de dormir. No pasaron muchos días hasta que los muñecos quitapenas se convirtieron en los mejores amigos de Sofía.
Cada noche, ella les contaba sus miedos y preocupaciones, y ellos la escuchaban atentamente. Un día, mientras jugaba con los muñecos en su habitación, Sofía tuvo una idea brillante. Decidió llevar a los muñecos quitapenas al colegio para compartirlos con sus amigos.
- Chicos, tengo algo especial que quiero mostrarles - dijo Sofía emocionada. Al ver a los muñecos quitapenas, todos quedaron fascinados. Cada niño eligió uno y comenzaron a contarles sus propias pesadillas y temores.
Poco a poco, el rumor sobre los muñecos quitapenas se extendió por todo el pueblo. Los niños compartían sus experiencias y descubrieron que hablar de sus preocupaciones les ayudaba a sentirse mejor.
Sofía estaba feliz de poder ayudar a otros niños a superar sus miedos. Juntos, crearon un club llamado "Los Quitapenas", donde cada semana compartían historias y encontraban soluciones creativas para enfrentar sus temores. El tiempo pasó y Sofía creció rodeada del cariño de su familia y amigos.
Nunca olvidó la importancia de hablar sobre las preocupaciones y buscar apoyo en aquellos que nos aman.
Y así fue como la niña que hablaba con los muñecos quitapenas antes de dormir aprendió una valiosa lección: nunca debemos guardar nuestras angustias dentro de nosotros mismos; siempre hay alguien dispuesto a escuchar y ayudarnos a encontrar la luz en medio de las sombras más oscuras.
FIN.