El Club del Desayuno Saludable
Era un soleado día en la escuela primaria "El Rocío", donde los estudiantes de quinto grado se preparaban para una nueva semana. Sin embargo, para algunos, el lunes no empezaba con el mejor pie. Juan, un niño que siempre llegaba al aula con la pancita ruidosa, se sentó en su banco justo cuando la maestra Ana entró.
"Buenos días, chicos. ¿Están listos para el taller de hoy?" - dijo la maestra, con una sonrisa.
"¿Taller?" - preguntó Lili, levantando la mano con curiosidad.
"Sí, sobre alimentación saludable y la importancia del desayuno." - explicó Ana.
Los chicos murmuraron entre ellos, algunos se veían emocionados, mientras que otros se veían un poco desinteresados. Juan, que siempre se saltaba el desayuno por dormir un poco más, se sintió un poco incómodo.
En el rincón del aula, Clara, una niña que siempre llevaba frutas en su mochila, miró a Juan y le dijo:
"Che, Juan, deberías probar a desayunar algo antes de venir. Te sentirías mejor."
Juan sonrió tímidamente y respondió:
"Pero no tengo tiempo. Siempre me quedo dormido."
La maestra Ana, que escuchó la conversación, decidió intervenir:
"Chicos, a veces creemos que no tenemos tiempo, pero el desayuno es fundamental. Ayuda a nuestro cuerpo a funcionar mejor y a sentirnos con energía. Ahora, vamos a hacer un pequeño experimento. ¿Qué les parece?"
Los estudiantes se miraron entre ellos y asintieron, intrigados. Ana les explicó que iban a preparar un desayuno saludable en clase. Al día siguiente, cada uno traería un ingrediente saludable de su casa para realizar un gran desayuno grupal.
Cuando llegó el martes, el aula estaba llena de colores y aromas. Clara trajo frutas frescas, como manzanas y bananas, mientras que Lili llevó yogur y nueces. Juan, un poco nervioso, decidió llevar un paquete de avena que había encontrado en la alacena.
"Espero que a alguien le guste esto" - pensó Juan mientras se sentaba en la mesa con su recipiente. Ao
Ana organizó a los chicos en grupos, y empezaron a armar sus propios desayunos.
"Mirá, Juan, si mezclamos tu avena con yogur y frutas, va a quedar riquísimo" - sugirió Clara, entusiasmada.
En pocos minutos, todos estaban trabajando juntos, y el aula se llenó de risas y entusiasmo. A medida que preparaban los platillos, la maestra Ana les hablaba sobre la importancia de cada ingrediente.
"La avena es excelente para empezar el día, ayuda a mantenerse lleno de energía y a concentrarse en clase. Las frutas son una gran fuente de vitaminas. ¡Qué delicia!" - explicó Ana mientras probaban los diferentes desayunos.
Juan, que al principio estaba un poco callado, comenzó a disfrutar de la actividad y se sumó al grupo con entusiasmo. Cuando llegaron a la parte de degustar, todos estaban ansiosos.
"¡Qué rico! Me encanta la avena con el yogur y la frutita!" - exclamó Juan, sorprendido.
"Ves, ¿no era tan malo?" - le dijo Clara, riendo.
El taller fue un éxito; todos disfrutaron de los alimentos saludables y se sintieron llenos de energía para el resto del día. Tras la actividad, la maestra propuso que formaran un "Club del Desayuno Saludable" para seguir aprendiendo sobre alimentación.
"¿Quién se quiere sumar a nuestro club?" - preguntó Ana.
Todos levantaron la mano, incluyendo a Juan, quien ya estaba planificando qué llevar en el próximo desayuno.
A partir de ese día, Juan empezó a despertar un poco más temprano para preparar su desayuno y llevar algo nutritivo. Al cabo de algunas semanas, el Club del Desayuno Saludable organizó un concurso en el que cada uno debía presentar su desayuno favorito. Juan presentó un parfait de yogur, avena y frutas, que recibió muchos elogios.
"¡Me encanta lo que hiciste, Juan! Estás mejorando un montón." - le dijo Lili.
"Gracias, nunca pensé que podría hacer algo así. Todo gracias al club." - respondió Juan, sonriendo orgulloso.
El tiempo pasó, y gracias a la alimentación saludable que promovieron en el club, los chicos empezaron a sentirse mejor, con más energía. Se ayudaron mutuamente, y Juan, que antes se sentía un poco fuera de lugar, ahora era un referente en el club.
Todo comenzó con un desayuno, y terminó convirtiéndose en un cambio de estilo de vida. Aprendieron que cuidar de su alimentación podría ser divertido y delicioso.
Y así, en la escuela "El Rocío", el Club del Desayuno Saludable no solo cambió hábitos, sino que unió a todos los compañeros.
"¡Un desayuno saludable, un camino hacia la felicidad!" - gritaban todos.
Y así, el sabio dicho de que somos lo que comemos se convirtió en su lema, recordándoles siempre la importancia de comenzar el día con un buen y nutritivo desayuno.
FIN.