El cofre de los libros encantados



Había una vez en un pequeño pueblo, dos amigos llamados Vicky y Santi. Les encantaba jugar juntos y explorar el mundo que los rodeaba.

Un día soleado decidieron aventurarse en el jardín del abuelo de Vicky, un lugar mágico lleno de flores de colores, árboles frondosos y pájaros cantando alegremente. Vicky era curiosa y siempre estaba dispuesta a descubrir cosas nuevas, mientras que Santi era más tranquilo pero muy valiente. Juntos formaban un equipo imparable.

Al adentrarse en el jardín, se encontraron con un camino de piedras blancas rodeado de plantas exóticas. Se miraron emocionados y decidieron seguirlo para ver a dónde los llevaba.

Caminaron por un rato hasta llegar a un claro donde se encontraba una fuente antigua con agua cristalina. "¡Qué hermoso lugar!", exclamó Vicky emocionada. "Sí, es increíble", respondió Santi admirando la vista. De repente, vieron algo brillando en el fondo de la fuente.

Era una llave dorada con inscripciones misteriosas. Sin dudarlo, decidieron tomarla y buscar qué puerta abría. Caminaron por el jardín buscando alguna puerta cerrada que pudiera coincidir con la llave que tenían en sus manos.

Después de mucho buscar, encontraron una pequeña puerta escondida detrás de unos arbustos. "¡Creo que esta es la puerta! ¡Vamos a probar la llave!", dijo Vicky emocionada. Santi asintió con entusiasmo y juntos insertaron la llave en la cerradura.

Con un giro suave, la puerta se abrió lentamente dejando ver un pasaje oscuro y misterioso. "¿Deberíamos entrar?", preguntó Santi preocupado. Vicky lo miró con determinación y le dijo: "Confío en ti amigo, juntos podemos enfrentar cualquier desafío".

Decidieron adentrarse en el pasaje sin saber qué encontrarían al otro lado. Caminaron lentamente iluminando su camino con una linterna que habían encontrado cerca de la puerta. Después de caminar por un rato, llegaron a una sala llena de tesoros brillantes y joyas centelleantes.

En medio de la habitación había un cofre grande esperando ser abierto. Con cautela se acercaron al cofre e hicieron girar las enormes cerraduras doradas.

Al abrirlo descubrieron no monedas ni joyas preciosas sino libros antiguos con historias maravillosas escritas dentro de ellos. "¡Esto sí que es un tesoro!", exclamó Vicky emocionada. "Tienes razón amiga, estos libros nos llevarán a lugares increíbles sin tener que salir del jardín", respondió Santi sonriendo.

Desde ese día, Vicky y Santi pasaban horas leyendo las historias fantásticas escritas en los libros del cofre secreto. Aprendieron sobre mundos lejanos, criaturas mágicas y valiosas lecciones sobre la vida.

Descubrieron que aunque el mundo real podía ser maravilloso, también existían infinitas posibilidades dentro de las páginas de un libro. Y así continuaron explorando nuevos horizontes sin olvidar nunca aquel día inolvidable en el jardín del abuelo de Vicky donde comenzó su gran aventura literaria.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!