El cofre mágico de la salud
Había una vez tres amigos llamados Tomás, Sofía y Martín, que vivían en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque mágico.
Todos los días, después de la escuela, se reunían en el bosque y se embarcaban en emocionantes aventuras. Un día, mientras exploraban una parte del bosque que nunca habían visitado antes, encontraron un cofre brillante escondido entre los árboles.
Llenos de curiosidad, abrieron el cofre y quedaron maravillados al descubrir que estaba lleno de golosinas: gomitas multicolores, caramelos dulces y chocolates deliciosos. Sin pensarlo dos veces, comenzaron a comer las golosinas sin parar. Los sabores dulces llenaban sus bocas y les hacían sentir felices.
Pero lo que no sabían era que las golosinas estaban encantadas por el bosque mágico. Después de varios días comiendo solo golosinas, Tomás notó algo extraño: se sentía cansado todo el tiempo y le costaba respirar cuando jugaba con sus amigos.
Preocupado por su amigo, Martín fue a hablar con su mamá para pedirle ayuda. "Mamá, Tomás no se siente bien", dijo Martín preocupado. "¿Qué le pasa?", preguntó su mamá. "No lo sé exactamente. Se ve agotado todo el tiempo y le cuesta respirar cuando estamos jugando".
La mamá de Martín reflexionó unos segundos antes de responder:"Creo que es porque han estado comiendo demasiadas golosinas últimamente". Martín regresó al bosque mágico para contarle a Sofía sobre la preocupación de su mamá.
Juntos, decidieron ayudar a Tomás a comer de manera saludable y hacer ejercicio para que se sintiera mejor. "Tomás, necesitamos hablar contigo", dijo Sofía con seriedad. "¿Qué pasa?", preguntó Tomás confundido. "Tus papás y nosotros estamos preocupados por tu salud.
Creemos que las golosinas te están haciendo daño", explicó Martín preocupado. Tomás miró a sus amigos y reflexionó sobre lo que le habían dicho. Sabía que tenía razón porque se sentía cada vez peor.
Prometió cambiar sus hábitos alimenticios y comenzar a hacer ejercicio regularmente. Los tres amigos se reunieron con los padres de Tomás para planificar una estrategia. Decidieron organizar actividades al aire libre, como caminatas en el bosque mágico, juegos en el parque y deportes divertidos.
Con el tiempo, Tomás comenzó a sentirse mucho mejor. Su energía regresó y pudo jugar sin dificultad junto a sus amigos nuevamente. Descubrió que comer frutas frescas y verduras era tan delicioso como las golosinas encantadas del cofre.
La historia de los tres amigos se volvió famosa en el pueblo, inspirando a otros niños y niñas a cuidar su salud. Los padres también aprendieron la importancia de enseñar buenos hábitos alimentarios desde temprana edad.
Desde entonces, todos los días después de la escuela, los niños del pueblo se reunían en el bosque mágico para disfrutar de aventuras emocionantes mientras mantenían una vida sana y equilibrada.
Y así fue como Tomás, Sofía y Martín aprendieron que la verdadera magia estaba en cuidar su cuerpo y mente, disfrutando de la naturaleza y compartiendo momentos especiales con sus seres queridos. El bosque mágico siempre estará allí para recordarles que la felicidad se encuentra en el equilibrio.
FIN.