El cofre mágico de Valentín y Lucía
En una casa junto al bosque vivían dos hermanos, Valentín y Lucía. Un día, mientras jugaban en el jardín, descubrieron un cofre mágico escondido entre las ramas de un viejo árbol. Al abrirlo, encontraron brillantes figuras geométricas: un círculo reluciente, un cuadrado resplandeciente, un rectángulo reluciente y un triángulo titilante. Al tocarlas, las figuras cobraron vida y comenzaron a interactuar con ellos. El círculo les dijo: '¡Hola, soy Cira! Juntos, podemos crear muchas cosas maravillosas'. El cuadrado agregó: 'Y yo soy Cuadro, conmigo podrán construir edificios y casas'. El rectángulo también se presentó: 'Soy Reina, podemos hacer puertas y ventanas para esas casas'. Y el triángulo, emocionado, expresó: '¡Soy Trino y conmigo podrán dibujar montañas y pirámides!'
Valentín y Lucía no podían dar crédito a lo que estaban presenciando. Las figuras geométricas les enseñaron a formar dibujos con esas formas simples. Cira el círculo les mostró cómo hacer el sol y la luna. Cuadro les enseñó a dibujar una casa y un castillo. Reina les mostró cómo hacer una puerta secreta y ventanas mágicas. Finalmente, Trino les ayudó a crear montañas, ríos y animales.
Los días pasaron volando, y cada tarde los hermanos se divertían en el jardín, dibujando con las figuras geométricas del cofre mágico. Valentín y Lucía descubrieron que podían combinar las formas para crear cosas increíbles. Un día, decidieron compartir sus impresionantes creaciones con todos los niños del vecindario. Así fue como el cofre mágico y sus fascinantes figuras geométricas llenaron de alegría y creatividad a todos los niños, quienes aprendieron que con imaginación y las formas adecuadas, ¡podían dibujar un mundo lleno de magia y color!
Al final, Valentín y Lucía descubrieron que la verdadera magia estaba dentro de ellos mismos, en su imaginación y creatividad.
FIN.