El cohete de Corina


Corina era una niña muy especial. Desde pequeña demostraba un gran interés por la ciencia y los experimentos. Siempre estaba inventando cosas nuevas y buscando respuestas a todas las preguntas que se le ocurrían.

Un día, Corina decidió que quería construir un cohete. Estaba fascinada con el espacio y soñaba con ser astronauta algún día.

Se lo contó a su familia durante la cena:- ¡Familia! ¡Quiero construir un cohete para ir al espacio! Su mamá sonrió y su papá la miró asombrado, pero luego dijo:- ¡Claro que sí, Corina! Vamos a ayudarte en todo lo que necesites. Así comenzaron juntos a trabajar en el proyecto del cohete.

Su hermano mayor, Lucas, trajo cajas de cartón para empezar a armar la estructura. Su mamá consiguió pinturas para decorarlo y su papá les enseñó cómo hacer los cálculos para que el cohete pudiera volar. Después de varios días de trabajo duro, finalmente el cohete estuvo listo.

Era colorido, con brillantina y luces que parpadeaban. Corina estaba emocionada por probarlo, así que toda la familia se reunió en el jardín esa tarde para ver el lanzamiento.

- ¡Preparados para despegue! -anunció Corina mientras subía al cohete. Su papá activó el mecanismo de lanzamiento y el cohete salió disparado hacia el cielo. Todos gritaron de emoción al ver cómo volaba cada vez más alto hasta desaparecer entre las nubes.

Pero entonces ocurrió algo inesperado: el cohete comenzó a perder altura y parecía dirigirse directo hacia un árbol. Corina se puso nerviosa, pero su hermano Lucas rápidamente agarró una cuerda larga e improvisada red para atrapar el cohete antes de que chocara.

Con habilidad y trabajo en equipo lograron salvar al cohete justo a tiempo. Todos estaban felices de haber resuelto ese problema juntos. - ¡Lo logramos! -exclamó Corina emocionada-. Aunque no llegamos al espacio, aprendimos mucho en este viaje.

Desde ese día, Corina siguió investigando y haciendo experimentos junto a su familia. Cada nuevo proyecto era una aventura llena de aprendizajes y diversión.

Y aunque todavía no había llegado al espacio exterior, sabía que con su curiosidad infinita y la ayuda de sus seres queridos, no había límites para lo que podía lograr.

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