El Colibrí Valiente y el Bosque Mágico



En un pequeño bosque lleno de vida y color, donde los árboles bailaban con el viento y las flores sonreían al sol, vivía un colibrí llamado Lúmini. Lúmini era el más pequeño de su familia, pero su corazón era enorme. Desde muy tempranito, antes de que el sol despertara, él revoloteaba entre las flores, disfrutando del néctar dulce y hablando con sus amigos.

Un día, mientras Lúmini exploraba su hogar, notó algo extraño. Las flores no brillaban como antes y los árboles parecían más tristes. Intrigado, se posó en una rama y llamó a su amigo, el sabio búho Don Bardán.

"Don Bardán, ¿por qué el bosque está tan apagado?" - preguntó Lúmini, sus alitas vibrando con inquietud.

"Ah, pequeño Lúmini, en el corazón del bosque hay un manantial mágico que ha comenzado a secarse. Sin su agua, las plantas y los animales están en peligro. Necesitamos resolver este problema antes de que sea demasiado tarde." - respondía Don Bardán, mientras contemplaba la situación con seriedad.

Lúmini se sentía preocupado, pero también decidido. "¡Debemos hacer algo!" - exclamó. "Si todos trabajamos juntos, podemos salvar nuestro hogar."

Don Bardán asintió, y juntos decidieron convocar a todos los habitantes del bosque para una reunión en claro del día siguiente. Al amanecer, todos los animales se reunieron alrededor de un gran roble.

"Queridos amigos, nuestro manantial se está secando, y eso afecta a todos. Debemos encontrar el origen de este problema" - anunció Lúmini con valentía.

Los animales comenzaron a murmurar entre ellos, preocupados. Una tortuga llamada Tula dijo:

"Soy muy lenta, no puedo ayudar mucho."

Y un conejo nervioso, llamado Rayo, se quejó:

"Yo tengo miedo de lo que podamos encontrar."

Lúmini, sin rendirse, dijo:

"Cada uno de nosotros, sea grande o pequeño, puede hacer algo. Fundación sta todo en la unión. ¡Nosotros podemos ser la solución!"

Inspirados por las palabras de Lúmini, los animales decidieron dividirse en grupos. Lúmini guiaría a los pájaros, Don Bardán se quedaría en el roble para dar orientación, y otros animales investigarían en diferentes rincones del bosque.

Lúmini, junto a sus amigos alados, voló buscando pistas. Después de unas horas, encontraron un rayo de luz coming from a cave en una parte densa del bosque.

"¿Viste eso?" - murmuró un pajarito.

"Sí, parece que la luz proviene de abajo, debemos averiguar qué está pasando!" - exclamó Lúmini, lleno de curiosidad. Volaron hacia la cueva, y cuando entraron, se sorprendieron al descubrir que el agua del manantial estaba siendo bloqueada por una gran roca.

"¡Es esto lo que impide que el agua fluya!" - gritó un canario.

"Pero, ¿cómo vamos a mover esa roca?" - preguntó otra ave, asustada.

Lúmini pensó por un momento. "Si unimos nuestras fuerzas, tal vez podamos moverla juntos. ¡A la cuenta de tres!" - Y así, todos los pájaros comenzaron a empujar la roca con sus pequeñas fuerzas.

Uno, dos, tres… ¡Y empujaron! Pero la roca no se movió.

"¡No hemos rendido!" - animó Lúmini. "Unámonos a los que vienen detrás, ¡púchenla todos juntos!"

Los pájaros, motivados por Lúmini, comenzaron a gritar a los animales en el exterior, y pronto llegaron más y más animales al rescate. Con el apoyo de los más fuertes, como los ciervos y hasta el gran oso, lograron mover la roca.

Cuando finalmente la roca rodó, el agua fluyó con fuerza. El manantial brotó, llenando el bosque de vida nuevamente. Las flores comenzaron a florecer, los árboles se llenaron de hojas, y el bosque sonó con risas y cantos.

"Lo hicimos, lo hicimos juntos!" - celebró Lúmini.

Los animales, emocionados, rodearon a Lúmini y le agradecieron por su valentía y determinación. Aprendieron que aunque son pequeños, cuando trabajan en equipo, pueden lograr grandes cosas.

"Nunca subestimemos el poder de cada uno de nosotros. El bosque está a salvo, y todo gracias a que juntos decidimos actuar" - dijo Lúmini.

Desde entonces, el bosque no solo florecía, sino que también se convirtió en un lugar donde cada animal se unía para cuidar su hogar. Y así, Lúmini se volvió un gran héroe entre todos, siempre recordando que, aunque era un colibrí muy pequeño, su corazón era grande y su valor aún más.

Y colorín colorado, este cuento mágico se ha terminado.

FIN.

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