El collage mágico de Martina



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Otoñal, donde cada año, al llegar el otoño, los niños se llenaban de emoción y alegría.

El aire fresco y las hojas de colores que caían de los árboles pintaban el paisaje de tonos dorados y rojizos, creando un ambiente mágico y especial.

En la escuela "Rayitos de Sol", la maestra Mirta les había contado a sus alumnos sobre las maravillas del otoño: cómo los árboles se preparaban para descansar durante el invierno, cómo los animales buscaban alimentos para almacenar y cómo todo parecía cobrar vida con los colores cálidos que inundaban el entorno.

Los niños estaban ansiosos por salir al recreo y jugar en medio de las hojas secas que crujían bajo sus pies. Martina, una niña curiosa y aventurera, propuso a sus amigos hacer una búsqueda del tesoro otoñal. Todos aceptaron emocionados.

"¡Vamos a buscar las hojas más grandes y bonitas que podamos encontrar! ¡El que traiga la hoja más colorida será el ganador!", exclamó Martina con entusiasmo. Los niños corrieron por el patio del colegio, entre risas y gritos de emoción.

Descubrieron hojas amarillas brillantes, hojas anaranjadas como llamas y hojas rojas tan intensas como la pasión. Cada uno eligió su favorita con cuidado, admirando la belleza natural que las rodeaba. "¡Miren esta hoja gigante que encontré!", gritó Luis mientras mostraba una hoja marrón oscuro casi del tamaño de su cabeza.

"¡Wow! ¡Esa es increíble! Pero yo creo que mi hoja naranja es la más linda", dijo Sofía orgullosa. Después de un rato explorando y recolectando tesoros otoñales, volvieron al aula para mostrar sus hallazgos a la maestra Mirta.

Ella sonrió al ver la alegría en los rostros de los niños e ideó una actividad creativa: hacer collages con las hojas recolectadas. Cada niño tomó cartulinas, pegamento y sus hojas seleccionadas para crear hermosas composiciones otoñales.

Martina decidió hacer un árbol con ramas hechas con palitos secos y decorarlo con las diferentes formas y colores de las hojas. Luis prefirió hacer un paisaje imaginario donde las hojas eran mariposas volando libremente en el viento.

Al terminar la actividad, todos observaron asombrados lo hermoso que quedaba cada collage único y especial. La maestra Mirta les explicó lo importante que era valorar la naturaleza y aprender a apreciar cada estación del año por sus particularidades únicas.

Finalmente, llegó la hora de irse a casa pero los niños no querían irse aún. Estaban tan felices disfrutando del otoño que deseaban quedarse allí para siempre.

Prometieron seguir explorando juntos todas las maravillas que esta estación les ofrecía: desde saltar en charcos después de la lluvia hasta reagarrar castañas caídas en el suelo. Así terminó ese día inolvidable en Villa Otoñal, donde los niños recibieron al otoño con mucha alegría descubriendo juntos la magia oculta tras cada cambio de estación.

FIN.

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