El collar de la princesa



Maria era una chica común y corriente. Vivía en un pequeño departamento con su mamá y su hermano menor. Le gustaba ir al colegio, jugar con sus amigos y leer libros de aventuras.

Un día, mientras buscaba unos papeles en el ático de su casa, encontró una caja que parecía muy antigua. Al abrirla, se sorprendió al encontrar un collar de oro con una piedra preciosa incrustada. - ¡Qué bonito! -exclamó Maria-.

Pero ¿de quién será? En ese momento, la mamá de Maria entró en el ático. - ¿Qué tienes ahí? -preguntó curiosa. - Encontré esta caja con este collar adentro -respondió Maria mostrándole lo que había descubierto.

La mamá de Maria tomó el collar en sus manos y sus ojos se llenaron de lágrimas. - ¿Mamá? ¿Estás bien? - Sí hija, estoy bien. Es solo que ese collar perteneció a tu abuela... ella era princesa de Italia.

Maria no podía creer lo que estaba escuchando. Era princesa de Italia... ella nunca hubiera imaginado algo así.

La mamá le contó toda la historia: cómo su abuela había renunciado a su título para casarse por amor con un hombre común como ellos; cómo habían vivido siempre humildemente para no llamar la atención; y cómo habían guardado todos los objetos reales en esa caja para mantenerlos ocultos del mundo exterior. Maria estaba emocionada pero también asustada. No sabía si quería ser princesa...

todo eso sonaba muy complicado y difícil. Sin embargo, su mamá le dijo que era importante conocer sus raíces y saber quién era ella realmente.

Así que juntas decidieron hacer un viaje a Italia para visitar el castillo donde vivía la familia real. Maria estaba nerviosa pero emocionada al mismo tiempo. Cuando llegaron al castillo, fueron recibidas por la reina, quien las abrazó con cariño.

- Bienvenida a tu hogar, princesa -le dijo la reina con una sonrisa. Maria se sintió extraña al escuchar esas palabras... pero también se sintió feliz de estar allí.

Poco a poco fue descubriendo todo lo que significaba ser princesa: tenía que aprender modales elegantes, hablar varios idiomas y conocer sobre historia y cultura. Pero también aprendió cosas más importantes, como el valor de la amistad verdadera y la importancia de ayudar a los demás.

Un día mientras paseaban por los jardines del castillo, Maria vio un niño llorando en un rincón. Se acercó a él para preguntar qué pasaba y el niño le contó que había perdido su pelota favorita en el estanque del jardín. - No te preocupes -le dijo Maria-.

Yo te ayudo a buscarla. Juntos buscaron en el agua hasta encontrar la pelota perdida. El niño estaba tan contento que corrió hacia su mamá para mostrarle lo que habían hecho.

Ese día Maria entendió algo muy importante: no importa si eres princesa o no... siempre puedes hacer algo bueno por alguien más. Cuando regresó a casa después de ese viaje inolvidable, Maria se dio cuenta de lo mucho que había crecido en esos pocos días.

Había aprendido a ser valiente, amable y compasiva. Y aunque no sabía qué le deparaba el futuro, estaba segura de que podía enfrentar cualquier desafío con la cabeza en alto.

Desde entonces, Maria siguió viviendo su vida normal pero siempre recordando que era una princesa... una princesa en el corazón.

FIN.

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