El collar de la rana azul


Ani era una niña curiosa y aventurera que amaba explorar el parque cerca de su casa. Un día, mientras caminaba por el sendero del parque, vio algo extraño en la orilla del estanque.

Era una rana de color azul brillante. - ¡Mira mamá! ¡Una rana azul! - exclamó Ani corriendo hacia ella. Pero cuando Ani se acercó, la rana saltó al agua y desapareció bajo la superficie. - Qué lástima, no pude verla bien - dijo Ani decepcionada.

- No te preocupes hija, tal vez vuelva a salir más tarde - respondió su madre con una sonrisa tranquilizadora. Ani decidió quedarse un rato más en el parque para ver si volvía a aparecer la misteriosa rana.

Pero pasaron los minutos y nada sucedió. Frustrada, estaba a punto de irse cuando escuchó un pequeño croar detrás de ella. - ¿Quién está ahí? - preguntó Ani mirando a su alrededor.

De repente, la misma rana azul salió del arbusto cercano y se detuvo frente a ella. Esta vez no saltó al agua sino que se quedó allí quieta observándola fijamente con sus grandes ojos negros. - Hola - dijo Ani tímidamente-.

Eres muy bonita ¿cómo te llamas? La rana abrió la boca pero no emitió ningún sonido. En cambio, comenzó a mover las patas como si quisiera decirle algo con ellas.

Ani entendió entonces que debía ser algún tipo de señal y comenzó a observar los movimientos de la rana con atención. Fue entonces que notó algo extraño en el agua del estanque. - ¿Qué es eso? - preguntó Ani señalando hacia el agua.

La rana saltó al agua y se sumergió bajo la superficie. Unos segundos después, volvió a salir con una pequeña bolsa en su boca. La dejó caer frente a los pies de Ani y luego saltó al arbusto de nuevo desapareciendo entre las hojas.

Ani abrió la bolsa y encontró dentro un collar con una hermosa piedra azul incrustada en él. Quedó sorprendida por lo que acababa de pasar, pero también muy feliz por haber conocido a esa misteriosa rana azul.

Esa noche, cuando Ani se acostaba en su cama, miraba el collar brillante que estaba sobre su mesita de luz y recordaba la aventura del parque.

Pensaba en lo importante que era prestar atención a las señales que nos rodean para descubrir cosas nuevas e inesperadas. Desde ese día, siempre que iba al parque, buscaba a su amiga la rana azul para ver qué nuevas aventuras le esperaban.

Y aunque nunca más pudo hablar con ella como aquella vez, siempre sintió una conexión especial con esa criatura única y mágica del parque.

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