El collar del peligroso viaje



Había una vez una pequeña tortuga llamada Tita. Tita era muy curiosa y le encantaba explorar el mundo que la rodeaba. Sin embargo, vivía en un estanque pequeño y no podía ir más allá de sus límites.

Un día, mientras nadaba alrededor del estanque, Tita vio algo brillante en el fondo del agua. Se acercó a investigar y se dio cuenta de que era un collar con una etiqueta.

La etiqueta decía "¡Ayuda! ¡Necesito ser llevado al mar!". Tita sabía que el mar estaba muy lejos, pero decidió que debía ayudar a quienquiera que necesitara su ayuda. Tita comenzó su viaje hacia el mar, pero no fue fácil para ella.

Era lenta y torpe en tierra firme y se cansaba fácilmente. Además, tuvo algunos encuentros peligrosos con otros animales como zorros y aves rapaces. Un día, mientras descansaba cerca de un río, Tita conoció a una rana llamada René.

René era muy amable y le ofreció llevar a Tita montada sobre su espalda por el río hasta llegar al mar.

Así empezaron su aventura juntos: la tortuga subida a la espalda de la rana surcando las aguas del río rumbo al destino final.

Durante el camino aprendieron mucho uno del otro: René enseñó a Tita cómo saltar entre las piedras para evitar corrientes peligrosas; mientras tanto, Tita compartió sus conocimientos sobre los diferentes tipos de plantas acuáticas que crecían en las orillas. Finalmente, Tita y René llegaron al mar. Fue una experiencia emocionante para la pequeña tortuga, quien nunca había visto algo tan grande e impresionante.

Pero también fue un momento triste para ella porque significaba que debía despedirse de su nuevo amigo, René. Antes de partir, René le recordó a Tita que siempre podría confiar en su propia fuerza y perseverancia para superar cualquier obstáculo que se presentara en su camino.

Y así lo hizo: la tortuga comenzó a nadar hacia el horizonte con mucha determinación. A medida que avanzaba por el océano, Tita encontró nuevos amigos y aprendió cosas nuevas sobre las criaturas del mar.

También se dio cuenta de lo valiente y fuerte que era al haber logrado llegar hasta allí sola. Con el tiempo, Tita se convirtió en una gran viajera marina. A menudo pensaba en René y cómo él la ayudó a alcanzar sus sueños más grandes.

Desde entonces decidió devolverle ese favor a otros animales necesitados. Así comenzó una nueva aventura para nuestra pequeña heroína: convertirse en socorrista de los mares.

Desde entonces cada vez que veía alguien pidiendo ayuda no dudaba ni un segundo en acudir en su rescate. Y así termina esta historia: con una pequeña tortuga llamada Tita quién demostrando valentía, perseverancia y amistad logró cumplir sus sueños mientras ayudaba a quienes se cruzaban por su camino.

FIN.

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