El collar estelar



Había una vez una niña llamada Luna, a quien le encantaba soñar y mirar las estrellas en el cielo. Cada noche, se acostaba en su cama y imaginaba que podía tocarlas con la punta de sus dedos.

Un día, mientras Luna estaba jugando en el parque, encontró un objeto brillante entre los arbustos. Era un collar con una luna y varias estrellas colgando de él. Luna sabía que era especial y decidió ponérselo alrededor del cuello.

Esa misma noche, cuando fue a dormir, algo mágico sucedió. Mientras Luna cerraba los ojos, sintió cómo el collar comenzaba a brillar intensamente. De repente, se encontró flotando en el aire y rodeada de estrellas resplandecientes.

Luna no podía creer lo que veían sus ojos. Las estrellas empezaron a hablarle y le dijeron: "¡Hola Luna! Hemos estado observándote desde hace mucho tiempo. Sabemos cuánto amas soñar y mirarnos cada noche".

Luna estaba emocionada por poder comunicarse con las estrellas. Ellas continuaron diciendo: "Hemos decidido concederte un deseo especial. Desde ahora en adelante, cada vez que sueñes con algo hermoso e importante para ti, haremos todo lo posible para convertirlo en realidad".

La niña no podía contener su emoción y rápidamente dijo: "Quiero volar hacia la luna". Las estrellas sonrieron y respondieron: "Tu deseo está concedido". De repente, Luna se encontró viajando a través del espacio hasta llegar a la luna.

Allí, pudo caminar y saltar en su superficie llena de cráteres. Se sintió como una astronauta explorando un nuevo mundo. Después de su aventura lunar, Luna regresó a su habitación y se despertó con una sonrisa en el rostro.

Sabía que las estrellas habían cumplido su deseo. A partir de ese día, Luna comenzó a soñar con cosas aún más maravillosas.

Soñaba con ser una gran científica que descubriera nuevos planetas, o con convertirse en una bailarina famosa que iluminara los escenarios con sus movimientos gráciles. Cada vez que tenía un sueño, las estrellas trabajaban diligentemente para ayudarla a lograrlo. A veces, tenían que superar obstáculos y desafíos para hacer realidad los deseos de Luna, pero nunca se rindieron.

Con el tiempo, Luna se dio cuenta de lo importante que era trabajar duro para alcanzar sus sueños también cuando estaba despierta. Aprendió a esforzarse y perseverar en todo lo que hacía para conseguir lo que quería.

Y así fue como la niña llamada Luna aprendió la importancia del trabajo duro y la perseverancia gracias a las estrellas mágicas y sus sueños increíbles.

Cada noche antes de dormir, miraba al cielo lleno de estrellas sabiendo que siempre estarían ahí para guiarla en su camino hacia el éxito.

Y aunque pasaron muchos años desde aquel primer encuentro mágico, Luna nunca dejó de soñar ni perdió la valiosa lección aprendida: ¡nunca hay que dejar de perseguir nuestros sueños, porque con trabajo duro y la ayuda de las estrellas, todo es posible!

FIN.

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