El collar mágico de Nico


iluminaron el camino de Nico. El niño, sorprendido por la repentina luz, comenzó a seguir a las luciérnagas que lo guiaban a través del campo oscuro.

Mientras caminaba, Nico se dio cuenta de que las luciérnagas formaban figuras brillantes en el aire. "¿Hola? ¿Quiénes son ustedes?" preguntó Nico con curiosidad. Las luciérnagas se juntaron en el aire y formaron palabras brillantes que decían: "Somos las guardianas de los sueños perdidos".

Nico se quedó asombrado ante aquella revelación. Las luciérnagas continuaron guiándolo hasta llegar a un lago cristalino en medio del campo. En el centro del lago, había una isla cubierta de flores resplandecientes.

"Debes cruzar el lago para encontrar lo que has perdido", susurraron las luciérnagas. Con valentía, Nico subió a un bote pequeño que estaba amarrado en la orilla y comenzó a remar hacia la isla.

A medida que se acercaba, pudo ver algo brillando entre las flores: era el collar de Momo. "¡Momo! ¡Estás aquí!" exclamó Nico emocionado al abrazar a su perro. Momo movía la cola feliz mientras lamía la cara de su amigo.

Juntos, regresaron al bote y emprendieron el viaje de regreso hacia la orilla donde las luciérnagas los esperaban. "Gracias por ayudarme a encontrar a Momo", dijo Nico con gratitud en su voz. Las luciérnagas brillaron intensamente y formaron una última frase: "El amor y la valentía siempre guiarán tu camino".

Nico despertó con una sonrisa en el rostro y encontró a Momo acurrucado a su lado en la cama.

Desde ese día, supo que no importaba cuán oscuro pareciera todo, siempre habría una luz brillante lista para guiarlo de regreso al amor y la alegría. Y juntos, Nico y Momo vivieron felices para siempre.

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