El Colorido Viaje de Capy y sus Amigos
Era un día soleado en el bosque, donde vivía Capy, una capibara muy curiosa. Siempre había tenido una fascinación por los colores del mundo que la rodeaba. Su mejor amigo, Pipo, un pájaro de colores vibrantes, llegó volando.
"¡Hola, Capy! Hoy es un día perfecto para explorar el bosque y encontrar nuevos colores. ¿Te gustaría acompañarme?" - preguntó Pipo emocionado.
"¡Sí, sí! Me encantaría!" - respondió Capy, moviendo su cola con alegría.
Mientras caminaban, se encontraron con Leo, un pequeño león que estaba triste.
"¿Qué te pasa, Leo?" - inquirió Pipo.
"No puedo jugar porque tengo miedo de que los demás no quieran estar conmigo por ser diferente" - contestó Leo, mirando al suelo.
Capy pensó un momento y dijo:
"Esto no puede ser. Todos tenemos algo único que aportar. ¡Vamos a buscar colores que nos hagan sentir bien y a demostrar que ser diferente es hermoso!"
Así que los tres amigos decidieron emprender un viaje hacia la Montaña de los Colores.
Mientras avanzaban, conocieron a Sandy, una ardilla muy rápida pero algo grosera.
"¡No me hagan perder el tiempo! ¡Sólo quiero recoger nueces!" - gritó Sandy, al ver a los tres amigos.
"Pero Sandy, ven con nosotros. Estamos buscando colores y nos gustaría que te unieras a nuestra aventura", lo invitó Capy amablemente.
Sandy frunció el ceño, pero algo en la voz de Capy le hizo reconsiderar.
"De acuerdo, pero solo porque tengo curiosidad" - aceptó, aunque aún con desconfianza.
A medida que caminaban, Leo empezó a contarles historias de su hogar en la selva. Las historias sobre los bellos matices del atardecer, lo enamoraron.
"¿Ves, Sandy? Leo tiene algo muy especial, y a veces, las historias nos muestran colores que no podemos ver a simple vista" - explicó Pipo.
Sandy se sintió intrigada. Al llegar a la Montaña de los Colores, se encontraron con una increíble escena: montañas pintadas de azul, amarillo, y rojo.
"¡Es hermoso!" - exclamó Leo con admiración.
"Miren, cada color representa algo diferente: la amistad, la alegría, la tolerancia…" - dijo Pipo.
Capy tuvo una idea.
"¿Por qué no hacemos un mural? Juntamos un poco de pintura de cada uno y hacemos algo único. Mostremos nuestros colores juntos!"
Sandy, más abierta y amistosa ahora, logró traer algunas nueces y las pintaron de muchos colores. La idea entusiasmó a todos y comenzaron a colaborar.
"¡Esto es divertido!" - se rió Sandy, mientras mezclaba los colores.
Más tarde, se dieron cuenta de que necesitaban más ayuda. Entonces, invitaron a otros animales del bosque a que se unieran a su proyecto. Todos llegaron: tiburones, zorros, tortugas, y hasta una familia de flamencos.
— "¡Miren todo lo que hemos creado!" - dijo Leo mientras todos admiraban el mural lleno de colores y amistades.
"Esto me hace sentir bien de ser diferente, porque todos hemos aportado algo especial, cada uno en su estilo" - expresó Sandy, sonriendo sinceramente por primera vez.
Finalmente, se sentaron juntos a observar su obra maestra. Las dudas y miedos que tenían al principio habían desaparecido. Mostraron que ser diferentes era lo que hacía su mural único.
"Hoy aprendí que la amistad y la tolerancia son colores esenciales en esta vida" - dijo Capy.
"Y que cada uno puede aportar algo especial, si solo nos damos la oportunidad de conocer y aceptar" - agregó Pipo.
Desde ese día, Capy, Pipo, Leo, Sandy, y todos sus nuevos amigos, siguieron explorando el bosque, llevando consigo no solo el recuerdo del mural, sino una hermosa lección: que en la diversidad de colores, brilla la amistad y la tolerancia.
FIN.