El colorido y divertido Monchito, un monstruo que quiere ser payaso pero los niños le tienen miedo


Había una vez un monstruo muy especial llamado Monchito.

A diferencia de los demás monstruos, Monchito era colorido y divertido, ¡y le encantaba hacer reír a todos! Pero había algo que lo entristecía profundamente: quería ser payaso, pero todos los niños se alejaban y le tenían miedo. Un día, mientras caminaba triste por el bosque, escuchó risas provenientes de una pequeña casita. Se acercó curioso y vio a un grupo de niños jugando en el jardín.

No pudo resistir la tentación y decidió acercarse para ver qué estaba pasando. "-¡Miren chicos! ¡Es el monstruo del bosque!" -exclamó uno de los niños con temor. Monchito se sintió desilusionado nuevamente.

Sin embargo, no podía evitar sentirse atraído por las risas y la diversión que emanaban aquellos pequeños. Decidió reunir valor y dar un paso adelante. "-¡Hola chicos! ¿Les gustaría jugar conmigo?" -dijo Monchito tímidamente.

Los niños se sorprendieron al escuchar su voz amigable y se miraron entre sí sin saber qué hacer. Pero uno de ellos, llamado Tomás, decidió darle una oportunidad a Monchito. "-Claro que sí, Monchito. Ven a jugar con nosotros", dijo Tomás sonriendo.

A medida que pasaban los días, Monchito fue ganándose la confianza de los demás niños gracias a su personalidad carismática y sus habilidades para hacer reír. Juntos inventaron juegos divertidos e imaginaron historias fantásticas.

Un día, Tomás propuso a Monchito que se disfrazara de payaso para una función especial en el colegio.

Monchito sintió un escalofrío de miedo recorriendo su cuerpo, pero sabía que era la oportunidad perfecta para enfrentar sus temores y demostrarle a todos los niños que él también podía ser un gran payaso. "-¡Está bien, Tomás! ¡Voy a hacerlo!" -respondió Monchito con determinación. Durante días, Monchito ensayó y practicó su rutina de payaso junto a sus nuevos amigos. Aprendió trucos de magia, malabares y hasta a caminar sobre zancos.

Estaba emocionado por la función y deseaba ver las sonrisas en los rostros de los demás niños. Llegó el día de la función y el teatro del colegio estaba lleno de padres, maestros y compañeros expectantes.

Cuando llegó el turno de Monchito, sintió mariposas en su estómago, pero recordó todo lo que había aprendido: "Sé tú mismo", pensó.

Cuando salió al escenario disfrazado como payaso, algo increíble sucedió: los niños no solo no tenían miedo sino que comenzaron a reírse sin parar. Los trucos de magia les sorprendían y sus ocurrencias les hacían carcajearse. La sala se llenó con risas contagiosas y aplausos entusiastas.

Monchito se dio cuenta entonces de que lo importante no era cómo lucía o qué esperaban los demás; lo importante era ser auténtico y hacer lo que realmente le gustaba. A partir de ese momento, Monchito se convirtió en el payaso más querido y respetado del colegio.

La historia de Monchito nos enseña que no debemos juzgar a alguien por su apariencia o tener miedo sin conocerlo. Todos tenemos talentos y habilidades especiales para compartir con los demás, solo necesitamos la oportunidad de demostrarlo.

Y recuerda, ¡nunca tengas miedo de ser tú mismo!

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