El columpio de los sueños



Había una vez en un reino muy lejano, una pequeña princesa llamada Uma. Desde que era muy chiquita, descubrió su pasión por el baile y el canto.

Cada día se levantaba con una sonrisa en su rostro y no podía esperar para ponerse sus zapatillas de ballet y cantar al compás de su corazón. Uma vivía en un castillo junto a sus padres, el rey Alejandro y la reina Victoria.

Ellos siempre apoyaban los sueños de su hija y la animaban a seguir adelante. Pero Uma tenía un secreto: aunque disfrutaba mucho bailando y cantando, también había cosas que le daban miedo.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Uma vio a unos niños jugando en un columpio muy alto. Le encantaría poder subirse allí y sentir la emoción de volar por los aires, pero el miedo se apoderaba de ella cada vez que lo intentaba.

Decidida a superar ese temor, Uma fue corriendo hacia sus padres para contarles lo que sentía. El rey Alejandro escuchó atentamente las palabras de su valiente hija y le dijo:"Querida Uma, todos tenemos miedos alguna vez en nuestra vida.

Lo importante es enfrentarlos con valentía y nunca rendirse. "La princesita asintió con determinación y decidió practicar todos los días para poder subirse al columpio sin tener miedo. Bailaba alrededor del jardín imaginando que estaba volando por los cielos mientras entonaba canciones llenas de alegría.

Pasaron semanas enteras de práctica y Uma se sentía más segura cada día. Hasta que llegó el momento en que decidió volver al columpio. Con paso firme, se acercó al juego y miró hacia arriba.

El corazón de Uma latía con fuerza, pero recordando las palabras de su padre, se subió al columpio sin dudarlo. El viento soplaba suavemente mientras ella balanceaba sus piernas y sonreía de oreja a oreja.

"¡Miren todos! ¡Lo logré!", gritó Uma emocionada. La noticia rápidamente llegó a oídos del rey Alejandro y la reina Victoria, quienes sintieron un inmenso orgullo por su hija valiente. Decidieron organizar una gran fiesta en honor a Uma para celebrar su logro.

En la fiesta, Uma bailó y cantó con alegría junto a todos los invitados del reino. Su valentía había inspirado a otros niños a enfrentar sus miedos y perseguir sus sueños también.

Desde aquel día, Uma supo que no había nada imposible si uno se lo proponía. Siguió practicando incansablemente para mejorar en el baile y el canto, siempre dispuesta a superarse a sí misma.

Y así fue como la pequeña princesa Uma demostró al mundo entero que la valentía puede llevarnos muy lejos en la vida.

FIN.

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