El compromiso de jugar



Había una vez un niño llamado Lucas que siempre quería jugar con sus padres, pero ellos siempre parecían estar ocupados con el trabajo y las tareas del hogar. Lucas se sentía triste porque quería pasar tiempo de calidad con ellos.

Un día, después de ver a sus padres ocupados una vez más, Lucas decidió que tenía que hacer algo al respecto. Lleno de determinación, se acercó a sus padres y les propuso un compromiso.

- Papá, mamá, sé que están ocupados, pero ¿podríamos hacer un compromiso juntos? Les propongo que todos los días pasemos al menos media hora jugando juntos, sin distracciones, solo nosotros tres.

Los padres de Lucas se sorprendieron gratamente por la propuesta de su hijo, y aceptaron encantados. A partir de ese día, cada tarde, la familia Ojeda se reunía para jugar. Jugaban a las escondidas, a las cartas, a la pelota, y a muchos otros juegos divertidos.

Lucas ya no se sentía solo ni triste, y sus padres también disfrutaban mucho de ese tiempo en familia. Con el paso de los días, la creatividad y la unión familiar crecieron, y todos se sentían más felices.

Lucas se dio cuenta de lo importante que era comunicarse con sus padres y disfrutar de su compañía. Así, gracias al compromiso de jugar juntos, la familia Ojeda se volvió más unida y feliz que nunca.

FIN.

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