El compromiso del perezoso y la hormiga



En el corazón de la selva vivían dos amigos muy distintos: el perezoso Florencio y la diligente hormiga Antonia. Florencio pasaba sus días colgado de las ramas de un árbol, disfrutando del sol y las frutas, mientras que Antonia trabajaba incansablemente recolectando alimentos para el invierno.

Un día, la selva enfrentó una gran sequía que puso en peligro a todos sus habitantes. Los animales se reunieron para buscar una solución. La sabia tortuga propuso que cada animal hiciera un compromiso para ayudar a la selva a sobrevivir. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a pensar en qué podían hacer.

Antonia, la hormiga, se comprometió a compartir con los demás animales la comida que tanto esfuerzo había recolectado. Florencio, el perezoso, sintió que debía hacer algo también, pero no sabía qué. Fue entonces cuando recordó que en lo más alto de la selva había un árbol lleno de frutas jugosas, así que decidió bajar y ofrecer todas esas frutas para alimentar a los demás animales.

Los días pasaron y la selva comenzó a recuperarse gracias al compromiso de todos. Antonia compartía sus provisiones, mientras que Florencio se aseguraba de que todos tuvieran frutas frescas. Juntos, demostraron que el compromiso y el esfuerzo de cada uno son fundamentales para superar los desafíos.

Desde entonces, Florencio aprendió que el compromiso va más allá de su comodidad, y Antonia descubrió que trabajar en equipo trae grandes recompensas. Y así, la amistad entre el perezoso y la hormiga se fortaleció, demostrando que cuando nos comprometemos a ayudar, todos salimos ganando.

FIN.

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