El concierto de la amistad



Había una vez dos niñas llamadas Tini y Emilia que eran grandes amigas. Les encantaba la música y siempre soñaban con ir a un concierto juntas.

Un día, sus sueños se hicieron realidad cuando ganaron entradas para el concierto de su banda favorita. Estaban tan emocionadas que no podían esperar a llegar al estadio. Cuando finalmente llegaron, vieron a miles de personas reunidas, todas ansiosas por disfrutar de la música.

Tini y Emilia no podían creer lo grande que era el lugar. Mientras esperaban en la fila para ingresar, notaron a un niño llamado Mateo parado solo. Parecía triste y desanimado.

Sin pensarlo dos veces, Tini se acercó a él y le preguntó si quería unirse a ellas para disfrutar del concierto. "Hola, ¿estás bien?" -preguntó Tini con una sonrisa amable. Mateo miró sorprendido y respondió tímidamente: "Sí... estoy solo aquí".

Tini le extendió la mano diciendo: "¿Quieres venir con nosotras? ¡Será mucho más divertido!"Mateo dudó por un momento pero luego aceptó la invitación con una sonrisa tímida en su rostro. "¡Gracias! No saben cuánto significa para mí" -dijo Mateo mientras caminaban hacia el interior del estadio.

A medida que avanzaban entre la multitud, las chicas notaron que había mucha emoción en el ambiente. La música empezó a sonar y todos comenzaron a cantar y bailar al ritmo de las canciones.

Tini, Emilia y Mateo saltaban y se movían al compás de la música. La energía del concierto los envolvía, haciéndolos sentir felices y llenos de vida. De repente, el cielo se oscureció y comenzó a llover.

La multitud empezó a dispersarse en busca de refugio, pero Tini tuvo una idea brillante. "¡Vamos chicos! ¡Sigamos bailando bajo la lluvia!" -gritó emocionada. Emilia y Mateo miraron a Tini con dudas, pero luego sonrieron y decidieron unirse a su locura.

Saltaron en los charcos, riendo mientras el agua caía sobre ellos. La gente que aún estaba en el estadio los miraba con sorpresa y admiración. Todos estaban tan preocupados por quedarse secos que no habían pensado en lo divertido que podría ser bailar bajo la lluvia.

Después de un rato, el clima mejoró y las nubes se despejaron. El concierto continuó como si nada hubiera pasado. Tini, Emilia y Mateo regresaron al escenario principal donde disfrutaron del resto de las canciones juntos.

Al finalizar el concierto, las chicas se despidieron de Mateo con abrazos cálidos. "Gracias por hacerme sentir parte de algo especial" -dijo Mateo con gratitud en sus ojos"Hoy descubrí que siempre hay espacio para nuevos amigos".

Tini y Emilia asintieron emocionadas mientras se alejaban del estadio. Habían aprendido una valiosa lección: compartir momentos especiales con otros puede hacerlos aún más memorables.

Desde ese día, Tini y Emilia no solo disfrutaban de la música en los conciertos, sino que también buscaban maneras de incluir a otros para que todos pudieran vivir experiencias inolvidables juntos. Y así, con su amistad fuerte y su espíritu generoso, Tini y Emilia continuaron llenando el mundo con música y alegría.

FIN.

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