El Concierto de la Amistad
Bela era un niño apasionado por la música. Desde muy pequeño, siempre había sentido que el ritmo de una guitarra o el sonido de un piano hacían que su corazón latiera más rápido. Su mayor alegría era tocar con sus amigos en el parque los fines de semana.
Era un hermoso sábado cuando Bela se despertó con el sonido de los pájaros y la luz del sol asomándose por la ventana. ¡Era el día del gran concierto en el parque! Eager por el evento, se vistió rápidamente y salió corriendo hacia el parque con su guitarra en la mano.
Cuando llegó, pudo ver que sus amigos ya estaban reunidos:
"¡Bela! ¡Llegaste justo a tiempo!" - exclamó su amiga Clara, que tocaba el violín.
"No podía faltar, ¡estamos por dar un gran show!" - respondió Bela emocionado.
"Ojalá que haya muchos espectadores hoy. ¡Quiero que todos nos vean tocar!" - dijo Tomás, el baterista del grupo.
Mientras practicaban, Bela sintió que la música cobraba vida en sus manos. Las notas de la guitarra se mezclaban con los acordes del violín y el ritmo de la batería. Estaban creando magia. De repente, un niño del otro lado del parque se acercó.
"Hola, yo soy Nico. ¿Puedo tocar con ustedes?" - preguntó tímidamente.
"Claro, ¿qué instrumento tocas?" - le preguntó Clara.
"Toco el saxofón," - respondió Nico con una sonrisa, mostrando su instrumento.
Bela y sus amigos se miraron entre sí y decidieron darle la bienvenida a Nico. Después de un par de ensayos, se dieron cuenta de que su música podía ser aún más divertida con el saxofón.
"¡Esto es genial!" - gritó Tomás.
"Y además, ¡somos un grupo más grande!" - agregó Bela, feliz.
Pero a poco de empezar su concierto, se nubló y comenzó a llover. Todos se asustaron.
"¡No puede ser! ¿Ahora qué hacemos?" - dijo Clara, preocupada.
"¡Esperemos aunque sea un poco! Quizás la lluvia pare!" - sugirió Bela.
Bela y sus amigos se refugiaron bajo un árbol, pero no dejaron de tocar. En medio de la lluvia, comenzaron a improvisar una canción alegre y divertida. La música, junto con la lluvia, crearon un ambiente único y mágico.
Poco a poco, la gente comenzó a acercarse, atraída por la música. Algunos, incluso, comenzaron a bailar.
"¡Mirá, Bela! ¡Hay gente que se está uniéndose!" - señaló Clara, emocionada.
"¡Es verdad, la música nos unió a todos!" - respondió Bela entusiasmado.
Luego de un rato, la lluvia cesó y el sol volvió a brillar. La multitud aplaudió, y Bela y sus amigos, junto a Nico, terminaron su improvisado concierto entre risas.
"¡No puedo creer que esto haya sucedido!" - dijo Tomás.
"¡Gracias por dejarme tocar con ustedes! Fue increíble," - comentó Nico, con una gran sonrisa.
Al finalizar su actuación, Bela se dio cuenta de que, más allá de la música, lo más valioso que habían ganado aquel día era una nueva amistad.
"La música tiene ese poder, ¿no?" - dijo Bela a sus amigos.
"Sí, ¡nos conecta!" - respondió Clara entusiasmada.
"Y siempre habrá espacio para más amigos en nuestro grupo. ¡La próxima vez traigamos a otros!" - agregó Tomás.
Desde ese día, Bela y sus amigos hicieron un pacto: cada semana invitarían a alguien nuevo a tocar con ellos. Así, no solo crearon una hermosa banda, sino que también formaron una comunidad donde la amistad y la música siempre estaban presentes.
Y así, Bela aprendió que la música no solo es una forma de expresión, sino que tiene el poder de unir a las personas, invitar a nuevas amistades y hacer que cada momento sea especial. Por eso, nunca dejó de tocar y nunca se olvidó de invitar a nuevos amigos a compartir su amor por la música.
FIN.