El concierto de la flauta



Había una vez en una pequeña ciudad, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña muy curiosa y creativa, pero también usaba anteojos. Aunque le encantaba la música, siempre había pensado que su visión deficiente podría ser un obstáculo para aprender a tocar un instrumento. Un día, la escuela anunció que iban a abrir un taller de música y que cada niño debía elegir un instrumento para aprender a tocar. Sofía estaba emocionada pero también nerviosa. ¿Cómo podría tocar un instrumento con anteojos?

Al llegar al taller de música, Sofía se encontró con la señorita Lara, su nueva maestra. Era una mujer amable y apasionada por la música. La señorita Lara presentó a los niños diferentes instrumentos, y Sofía sintió una conexión especial con la flauta. Sin embargo, su preocupación por sus anteojos la hacía dudar.

- ¿Señorita Lara, ¿crees que podré tocar la flauta con mis anteojos? - preguntó Sofía con incertidumbre

- Por supuesto, Sofía. Tus anteojos no son un problema, lo importante es tu pasión y dedicación por la música - respondió la señorita Lara con una sonrisa reconfortante.

Inspirada por las palabras de su maestra, Sofía decidió enfrentar sus miedos y comenzó a practicar la flauta con determinación. Al principio, luchaba un poco con la lectura de las partituras debido a su visión, pero la señorita Lara siempre estaba allí para ayudarla. Con paciencia y práctica constante, Sofía comenzó a dominar la flauta.

Poco a poco, Sofía se hizo amiga de sus compañeros de clase, quienes también estaban aprendiendo a tocar diferentes instrumentos. Juntos formaron un pequeño grupo musical y comenzaron a ensayar para un concierto en la escuela. A medida que se acercaba la fecha del concierto, Sofía se sentía emocionada pero nerviosa.

Finalmente, llegó el día del concierto. Sofía y sus amigos estaban listos en el escenario. La señorita Lara les dio unas palabras de aliento antes de que empezaran a tocar. Cuando llegó el turno de Sofía, ella inhaló profundamente y comenzó a tocar la flauta. Sus dedos se movían con gracia sobre las llaves, y su melodía llenó la sala de música. Todos los presentes quedaron asombrados por su talento y determinación. Sofía realizó una brillante actuación y, al finalizar, el público estalló en aplausos.

Sofía se dio cuenta de que sus anteojos no eran un obstáculo, sino una parte de lo que la hacía única. Aprendió que con pasión, esfuerzo y el apoyo de sus amigos y maestra, podía superar cualquier desafío. Desde ese día, Sofía se convirtió en un ejemplo para otros niños que pensaban que sus limitaciones podrían evitarles alcanzar sus sueños. Y así, con su talento y valentía, Sofía demostró que no importa los obstáculos que enfrentemos; si perseveramos, podemos lograr lo que nos propongamos.

FIN.

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