El concierto de la inclusión



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, llamado Villa Música, donde todos los habitantes eran amantes de la música.

En este lugar mágico vivía Tini, una niña muy talentosa y soñadora que siempre estaba cantando y bailando por las calles. Un día, Tini se enteró de que habría un gran recital en el estadio del pueblo.

¡Era el concierto más esperado del año! Todos los músicos más famosos iban a estar allí, pero lo más emocionante era que Tini tendría la oportunidad de subir al escenario y cantar junto a ellos. Tini no podía creerlo. Desde ese momento empezó a practicar sin descanso con su guitarra para asegurarse de que su actuación fuera perfecta.

Sin embargo, había algo que le preocupaba: su mejor amigo Mateo tenía problemas para escuchar la música debido a una enfermedad en sus oídos.

Un día antes del recital, mientras caminaban juntos hacia el estadio, Mateo le confesó a Tini su tristeza por no poder disfrutar plenamente de la música como ella lo hacía. Esto entristeció mucho a Tini porque sabía lo importante que era para él sentirse parte de ese mundo musical.

Al llegar al estadio, Tini vio cómo todos se emocionaban con cada canción interpretada por los artistas invitados. Pero también notó cómo Mateo se esforzaba por seguir el ritmo y entender las letras.

Decidida a hacer algo especial por su amigo, Tini tuvo una idea brillante. Se acercó al escenario principal y pidió permiso para hablar ante todo el público presente.

Cuando le dieron el micrófono, dijo con voz segura:"¡Buenas noches a todos! Hoy estamos aquí para disfrutar de la música, pero también quiero que pensemos en aquellos que no pueden escucharla como nosotros. Por eso, quiero hacer un recital inclusivo y especial". El público se quedó sorprendido y emocionado por las palabras de Tini.

Todos esperaban ansiosos lo que iba a suceder. Tini llamó a Mateo al escenario y le entregó unos auriculares especiales que había conseguido. Estos auriculares permitían que Mateo pudiera sentir la música vibrando en su cuerpo mientras los artistas cantaban.

La multitud aplaudió emocionada mientras Tini y Mateo bailaban juntos al ritmo de la música. Fue un momento mágico donde todos pudieron experimentar cómo la música puede conectar a las personas sin importar sus diferencias.

Después del recital, Tini recibió una ovación de pie por su iniciativa inclusiva. El pueblo entero estaba orgulloso de ella y reconocía el gran corazón que tenía.

A partir de ese día, Villa Música se convirtió en un lugar donde todos podían disfrutar de la música sin importar sus limitaciones físicas. Se organizaron más conciertos inclusivos y se crearon programas para apoyar a las personas con discapacidad auditiva.

Tini nunca olvidaría ese día tan especial en el que pudo compartir su pasión por la música con Mateo y con todo su pueblo. Aprendió una valiosa lección: siempre hay formas creativas de incluir a todos y hacer del mundo un lugar mejor mediante el amor, la empatía y el arte.

FIN.

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