El concierto de Sofía y Jeremías



Había una vez en un colegio de una ciudad muy grande, un niño llamado Jeremías.

Jeremías era un niño inteligente y curioso que disfrutaba mucho de la música, pero había algo que lo entristecía: no tenía los instrumentos necesarios para las clases de música. Un día, la maestra de música les pidió a todos los niños que llevaran sus instrumentos para aprender a tocar una nueva melodía.

Jeremías se sintió triste al ver que todos tenían guitarras, flautas y tambores, mientras él no tenía nada más que su voz. Esa tarde, decidió escaparse del colegio y se fue al parque a cantar solo. Mientras cantaba con tristeza en el parque, escuchó una voz detrás suyo.

Era Sofía, una niña de su clase que también se había escapado.

Sofía era una niña muy creativa y le propuso a Jeremías hacer música juntos usando lo que tenían a mano: palitos del suelo como baquetas y piedras como tambor. Jeremías dudaba al principio, pero decidió darle una oportunidad a la propuesta de Sofía. Juntos empezaron a crear ritmos divertidos con los palitos y las piedras. La música fluía entre risas y alegría.

"¡Esto es genial! ¡Nunca imaginé que podríamos hacer música sin instrumentos!", exclamó Jeremías emocionado. Sofía sonrió y le dijo: "La verdadera magia está en nuestra creatividad y en trabajar juntos para superar cualquier obstáculo".

Desde ese día, Jeremías y Sofía se convirtieron en grandes amigos musicales. Juntos descubrieron nuevas formas de hacer música con objetos cotidianos e incluso organizaron un concierto en el colegio donde demostraron que la verdadera pasión por la música va más allá de tener instrumentos costosos.

Las burlas en el aula ya no afectaban tanto a Jeremías porque sabía que tenía a Sofía y juntos eran capaces de crear belleza desde la simplicidad.

Y así, Jeremías aprendió una gran lección: no importa cuáles sean tus limitaciones o diferencias, siempre hay formas creativas de superarlas si trabajas en equipo y crees en ti mismo. Y color piel o posición socioeconómica no determinan tu valía como persona.

Jeremías encontró su lugar en el mundo gracias a la amistad, la creatividad y el poder transformador de la música hecha con el corazón. Y desde entonces, cada nota musical resonaba con fuerza recordándole que ser diferente es lo que lo hace realmente especial.

FIN.

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