El Concierto del Bosque Encantado



En un pequeño pueblo rodeado de un denso bosque, vivían dos amigos muy especiales: un piano llamado Pipo y un violín llamado Violeta. Pipo era un piano de cola brillante que podía tocar las melodías más hermosas, mientras que Violeta, con su delicada forma, tenía el don de hacer vibrar los corazones de quienes escuchaban su música.

Un día, mientras practicaban su música en un claro del bosque, comenzaron a escuchar rumores sobre una extraña criatura que estaba causando problemas en el pueblo. Los habitantes decían que por las noches, la criatura salía de las sombras y asustaba a quienes se aventuraban en el bosque. "Dicen que es un monstruo con colmillos afilados y ojos que brillan en la oscuridad", comentó Violeta con un tono de preocupación.

"Eso no puede ser cierto, Violeta! Hay que averiguarlo mientras tocamos nuestra música, quizás podamos calmar a esa criatura", propuso Pipo con valentía.

Violeta dudó, pero finalmente aceptó. Así, decidieron hacer un concierto especial en el bosque, invitando a todos los animales del lugar. Pipo comenzó a tocar una melodía suave, mientras Violeta armonizaba con notas brillantes que danzaban en el aire. Poco a poco, los animales fueron llegando: conejos, ciervos, pájaros, y hasta un zorro curioso.

"¡Hola, amigos! ¿Qué les trae por aquí?", preguntó un conejo.

"Estamos organizando un concierto. ¡Queremos ver si podemos atraer al monstruo para entender de una vez quién es!", respondió Pipo emocionado.

Los animales, intrigados, se acomodaron para disfrutar del espectáculo. Pipo y Violeta tocaron con todo su corazón. Mientras la música resonaba en el bosque, una sombra apareció entre los árboles. Los animales se asustaron, pero Pipo y Violeta siguieron tocando.

"No tengan miedo!", exclamó Violeta. "Quizás lo que parece aterrador no es tan malo en realidad".

Cuando la sombra se acercó más, los dos amigos se dieron cuenta de que no era un monstruo feroz, sino un gran oso que movía la cabeza al ritmo de la música. Tenía tristeza en sus ojos.

"¿Por qué no te acercas a disfrutar de nuestra melodía?", preguntó Pipo con suavidad.

El oso se acercó, desconfiado al principio, pero con la música empezó a relajarse.

"Me llamo Bruno", dijo el oso con un tono suave. "No quería asustarlos, solo estoy triste porque me siento solo. La gente me ve como un monstruo y se aleja".

Los amigos sintieron compasión por Bruno. Entonces Violeta sugirió:

"¡Podemos hacer un trío! Tú también puedes tocar con nosotros, Bruno. ¡Te enseñaremos!".

Bruno, sorprendido pero emocionado, se unió, golpeando suavemente el tronco de un árbol al ritmo de la música. Con cada golpe, su tristeza se disolvía, y la alegría llenaba el aire. Pronto, el bosque se convirtió en un lugar de risas y melodías, donde Pipo, Violeta y Bruno compartieron su música con todos los animales.

Ese día, aprendieron que no hay que juzgar a los demás por su apariencia y que, a veces, lo que parece aterrador es solo un llamado a la amistad. Cuando el sol se ocultó, los amigos prometieron seguir tocando juntos y hacer del bosque un lugar donde todos se sintieran bienvenidos.

Y así, el claro del bosque se llenó de música y alegría, con Bruno, el —"monstruo" , convirtiéndose en el mejor amigo de Pipo y Violeta, aprendiendo que la música puede unir incluso a aquellos que parecen diferentes.

Desde entonces, el pueblo nunca volvió a temer al bosque. En su lugar, cada año celebraban un gran concierto, donde todos los animales y seres mágicos se unían a los dos amigos, creando una sinfonía que llenaba el aire con espíritu y alegría.

FIN.

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