El concierto mágico en el bosque



Ana era una chica que amaba tocar el chelo. Desde pequeña, soñaba con formar parte de un grupo musical y tocar en grandes escenarios. Sin embargo, a pesar de su talento, había asistido a tantas audiciones sin éxito que comenzaba a desanimarse. Una tarde, cansada de tanto rechazo, decidió ir al bosque a tocar sola, donde nadie pudiera juzgarla. Mientras interpretaba una hermosa melodía entre los árboles, un conejo grande y simpático se acercó cauteloso, atraído por la música.

- Hola, pequeña maestra de la melodía, ¿podrías tocar algo para mí? - preguntó el conejo con curiosidad.

Sorprendida, Ana asintió y comenzó a tocar una pieza suave y melodiosa. El conejo cerró los ojos, dejándose llevar por la música. Al terminar, abrió los ojos y, conmovido, dijo:

- ¡Eres increíble! Me llamo Ramiro y tengo una banda de animales músicos aquí en el bosque. Nos encantaría que te unas a nosotros y toques el chelo en nuestro grupo.

Ana no podía creer lo que escuchaba. Emocionada, aceptó la invitación y siguió al conejo por el bosque, donde conoció a una pandilla muy divertida: un zorro hábil con la guitarra, un búho sabio con el saxofón, un oso rítmico con la batería y una liebre veloz con el violín.

Juntos, practicaron durante días en el claro del bosque, creando melodías mágicas que resonaban entre los árboles. Llegó el día del gran concierto, y todos los animales del bosque se reunieron para escuchar la música del grupo. Ana estaba nerviosa, pero al ver las sonrisas de sus nuevos amigos, se sintió reconfortada.

- ¡Vamos, Ana! Tú puedes hacerlo - la animó Ramiro, el conejo.

Cuando llegó su turno, Ana cerró los ojos, respiró hondo y comenzó a tocar su chelo. La armonía fluyó a través de sus dedos, y pronto todos estaban moviéndose al ritmo de la música. Al terminar, el bosque estalló en aplausos y vítores. Ana sonreía radiante, con el corazón rebosante de alegría.

Desde ese día, Ana se unió oficialmente al grupo musical del bosque, donde juntos continuaron deleitando a todos con su música. Y aunque tuvo que enfrentar muchos desafíos para llegar hasta allí, aprendió que la verdadera magia de la música radica en compartir la alegría de crear melodías con amigos que la aprecien.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!