El concurso culinario de Ratatouille


Era un día soleado en la escuela cuando de repente, una pequeña figura peluda entró corriendo por la puerta del aula de inglés. Era Ratatouille, el famoso ratón chef que todos conocían por sus increíbles habilidades culinarias.

- ¡Hola a todos! Soy Ratatouille y vengo con una invitación muy especial para ustedes -dijo emocionado mientras se subía a la mesa del profesor.

Los niños y niñas lo miraban asombrados, sin poder creer que tenían al famoso chef ratón frente a ellos. - ¿Qué pasa, Ratatouille? ¿Por qué estás aquí? -preguntó curiosa Sofía, una de las estudiantes más entusiastas del grupo.

- Queridos amigos, he venido a invitarlos a participar en un evento muy especial: ¡el Gastronomic Fire! Será un concurso culinario donde podrán demostrar sus habilidades en la cocina y aprender nuevas recetas junto a mí -explicó Ratatouille con entusiasmo. Los niños no podían contener su emoción ante semejante propuesta.

Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, planeando qué platos prepararían y cómo sorprenderían al exigente jurado conformado por chefs reconocidos de todo el mundo. - ¡Yo quiero hacer cupcakes de arcoíris! -exclamó Martín levantando la mano.

- ¡Y yo haré una ensalada fresca con ingredientes secretos! -añadió Valentina emocionada. Ratatouille sonreía ante tanta energía y creatividad desbordante. Sabía que aquel día sería inolvidable para todos los presentes. El día del Gastronomic Fire finalmente llegó.

El patio de la escuela se transformó en una verdadera feria gastronómica llena de colores, olores deliciosos y música animada. Los niños trabajaban en equipo preparando sus platos con dedicación y alegría, siguiendo los consejos expertos de Ratatouille. Llegó el momento de la degustación.

El jurado probaba cada plato con atención e interés, asombrados por la calidad y originalidad de las creaciones infantiles. Y finalmente llegó el veredicto:- El primer lugar es para...

¡la ensalada fresca con ingredientes secretos de Valentina! Todos estallaron en aplausos y gritos de alegría. Valentina estaba radiante mientras recibía su premio: una foto autografiada por Ratatouille y un diploma como reconocimiento a su talento culinario. La jornada terminó entre risas, abrazos y nuevos sueños compartidos.

Ratatouille se despidió prometiendo volver pronto para seguir inspirando a más jóvenes chefs en ciernes.

Y así, aquel día se convirtió en uno de los más memorables para todos los niños que aprendieron que con esfuerzo, creatividad y trabajo en equipo, cualquier sueño puede convertirse en realidad.

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