El concurso de dibujo de Ian



Ian era un niño alegre y curioso que disfrutaba cada día en el colegio San Pedro.

Le encantaba jugar al fútbol en el recreo con sus amigos y aprender cosas nuevas en las clases de la seño Paola, una maestra muy querida por todos los alumnos. Un día, durante la hora del almuerzo, Ian escuchó a algunos compañeros hablando sobre un concurso de dibujo que se llevaría a cabo en la escuela. Estaban emocionados y planeaban participar.

Ian sintió curiosidad y decidió preguntarles de qué se trataba. "¿De qué se trata ese concurso de dibujo del que están hablando?" -preguntó Ian con interés.

"Es un concurso donde tenemos que hacer un dibujo sobre nuestra familia y lo más importante que nos haya pasado", respondió Martín, uno de los compañeros de clase. Ian pensó por un momento y recordó algo muy especial que le había sucedido hacía poco tiempo.

Decidió que haría su dibujo sobre ese momento para compartirlo con todos. Esa misma tarde, Ian se sentó en su escritorio con lápices de colores y papel en mano. Comenzó a dibujar con entusiasmo, recordando cada detalle de aquel día tan especial.

Mientras pintaba, imaginaba cómo reaccionarían sus amigos al ver su obra terminada. Finalmente, llegó el día del concurso de dibujo en el colegio San Pedro. Todos los niños estaban ansiosos por mostrar sus creaciones y compartir sus historias.

La seño Paola hizo una pausa en la rutina diaria para dar paso al esperado evento. Uno a uno, los niños fueron presentando sus dibujos ante el resto de la clase. Hubo obras coloridas, creativas e inspiradoras.

Cuando llegó el turno de Ian, todos prestaron atención expectantes. "Este es mi dibujo", dijo Ian mientras sostenía su creación frente a todos. "Representa el día en que mi abuelito me enseñó a pescar por primera vez".

El silencio invadió el salón mientras Ian contaba la historia detrás de su dibujo. Habló sobre la paciencia de su abuelito al enseñarle cada paso, sobre la emoción al atrapar su primer pez y sobre la conexión especial que compartieron ese día.

Al finalizar su relato, los aplausos resonaron en todo el salón. Los compañeros de Ian lo felicitaron por su hermoso dibujo y lo inspirador de su historia.

La seño Paola no pudo contener una sonrisa orgullosa al ver cómo cada niño expresaba sus emociones a través del arte.

Ese día, Ian comprendió la importancia de valorar los momentos especiales junto a quienes más queremos y cómo las experiencias vividas pueden ser plasmadas no solo en papel, sino también en nuestros corazones para siempre.

FIN.

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