El concurso de dibujo de Martín



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Martín que era conocido por ser muy amable y respetuoso con todos. Vivía con sus padres, su hermana menor Laura y su travieso perro Bruno.

Un día, Martín se enteró de que en la escuela iban a realizar un concurso de dibujo sobre los valores más importantes para ellos.

Emocionado por la noticia, decidió participar y comenzó a pensar en qué valores representar en su dibujo. Martín se sentó en su escritorio con sus lápices de colores y papel, y comenzó a dibujar. Pensó en lo importante que eran para él la amistad, la solidaridad, el respeto y la honestidad.

Mientras pintaba, recordaba momentos felices junto a sus amigos jugando en el parque, ayudando a su vecina mayor con las compras pesadas, respetando las opiniones de sus compañeros de clase y siempre diciendo la verdad aunque fuera difícil.

El día del concurso llegó y Martín presentó su dibujo ante todos sus compañeros y maestros. Para sorpresa de todos, su obra era una mezcla de colores brillantes que representaban cada uno de los valores que él consideraba esenciales.

La maestra María quedó impresionada por el mensaje tan profundo que transmitía el dibujo de Martín. "¡Qué hermoso trabajo Martín! Este dibujo nos recuerda lo importante que son estos valores en nuestra vida diaria", exclamó la maestra María emocionada.

Martín sonrió orgulloso mientras recibía aplausos de sus compañeros. Esa tarde, al volver a casa, les contó a sus padres sobre el concurso y cómo había decidido representar los valores más importantes para él.

"Estamos muy orgullosos de ti hijo", dijo mamá abrazándolo fuerte. Esa noche cenaron juntos como familia y hablaron sobre lo importante que era mantenerse fiel a esos valores incluso cuando las cosas se ponían difíciles.

Los días pasaron y Martín siguió demostrando cada día lo importante que eran para él esos valores tanto en casa como en la escuela. Sus amigos admiraban su actitud positiva y siempre estaban dispuestos a seguir su ejemplo.

Al final del año escolar, Martín recibió un premio especial por ser un modelo a seguir para toda la escuela gracias a los valores que practicaba cada día. Estaba feliz pero sobre todo satisfecho porque sabía que estaba contribuyendo positivamente al mundo que lo rodeaba.

Y así, Martín demostró que cuando uno vive según sus principios y valores puede inspirar a otros a hacer lo mismo creando un círculo virtuoso lleno de amor, respeto y solidaridad.

FIN.

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